Guillermo Angamarca Izquierdo
Un sincero pero envidioso orgullo tricolor me invade al escribir estas líneas: ¡Un escritor quevedeño acaba de publicar su libro en Estados Unidos!
Sin duda, Ecuador enarbola envidiables banderas de belleza por sus insomnes paisajes. También, por sus soñadas y mágico-realistas historias de héroes gigantescos, algunos de los cuales fueron capaces de caminar con mil disparos en sus miembros y con el corazón atravesado por largas bayonetas, solo para alzar la gloriosa tricolor por sobre sus batallones independistas.
Desafortunadamente, en Ecuador ya no ondean en el imaginario popular grandes personajes ligados a la literatura y a la ciencia como Juan Montalvo, Pedro Maldonado, Eugenio Espejo, Medardo Silva, Pablo Palacio, Cesar y Jorge Dávila, entre tantas lumbreras que podría mencionar (perdón por mi mala memoria; prometo comer sardina con más frecuencia). Pareciera que el universo digital derrotó al de papel. Si hubieran vivido en esta época, una escala de grandeza hubiera sido publicar en la biblioteca mundial de Amazon. Naturalmente, no podían hacerlo por la divergencia propia del tiempo.
Por ello, constituye noticia en la patria chica y convulsionada de Quevedo que un hijo suyo publique un libro en Amazon. Un logro personal que remite a triunfo global. ¡Qué orgullo! ¡Qué efervescencia de la vanidad justificada! ¡Un quevedeño publica en USA! Por supuesto, también es un triunfo de toda la ciudad.
¿Quién es este autor?: Carlos Orellana. Acaba de publicar en Amazon: “Parva Margine Fermat”.
Pero, ¿y el paralelismo entre Ramanujan y Orellana? Está en el libro. Y en la película (El hombre que conocía el infinito). Los dos proponen conjeturas matemáticas inconcebibles y certeras, aunque contrapunteadas. Hay mucho para discutir. El libro acomete esa tarea, nada fácil, ciertamente. Por mi parte, solo dejo la sinopsis del libro, por si algún quevedeño también quiere sentirse orgulloso: “Parva Margine Fermat” desarrolla tres conocidas conjeturas matemáticas modernas desde un punto de vista diferente; El Último Teorema de Fermat, la Conjetura de Beal y la famosa Singularidad Número Siete, propuesta por el genio matemático Ramanujan. Además, se refuta la conjetura de Ramanujan y se expone una conexión entre las dos formas de ecuaciones, utilizando también la propuesta de Hardy conocida como números de Taxicab. Sin embargo, el propósito es rendir homenaje a varios matemáticos, a través de diferentes ejemplos de ecuaciones, las cuales se nombran de acuerdo al matemático y la conjetura que propone”.