Ambato debe ser respetado

Iván Paredes

Si amigos lectores, Tungurahua y su capital Ambato, merecen el respeto y amor, en especial, de quienes hemos nacido en esta prodigiosa tierra con raíces genético – hereditarias que nos convierte en dignos representantes y custodios de su entorno, en todo su contexto y con ello, no queremos herir susceptibilidades, pero es deber del ambateño de corazón exigir el comportamiento adecuado ante actos que van en desmedro de la provincia.

Nos referimos, exclusivamente, a las autoridades de elección popular que tienen la responsabilidad y hasta la obligación de demostrar una conducta acorde a sus representados, tanto, en su forma como en su fondo, como protectores de aquella hidalga memoria de nuestros próceres, orgullo de Tungurahua y el país.

Cansados de escuchar que ciertas “autoridades” se encuentran involucradas y hasta denunciadas en temas de corrupción, por supuesto, que causa molestia, rabia y desconsuelo, primeramente, porque no se les ha escogido para que aprovechen y se abusen del cargo para satisfacer sus maléficos intereses económicos y segundo, porque al ser ambateños y tungurahuenses tienen el compromiso de actuar con el raciocinio que nos caracteriza y que es legado de nuestros ilustres antecesores como Juan Montalvo, Juan León Mera, Juan Benigno Vela, entre muchos otros, sus pensamientos han sobrepasado fronteras e ideales, han servido para construir sociedades más justas y equilibradas; es por ello, que Ambato es conocida y nombrada como la ‘Cuna de intelectuales y poetas’, y si no están a la altura escolástica, es mejor que se retiren y se vayan. Los ambateños debemos señalar a estos malos cohabitantes y exigir un correcto proceder, porque venderse por unas cuantas monedas a cambio de un voto o hacer actos ilícitos no es digno de ser llamado tungurahuense, peor ambateño, por eso nuestra sociedad debe levantarse y expulsar a estos inescrupulosos ciudadanos que no merecen ser nuestros representantes.