¿Ahora?

Carlos Arellano

En el contexto de la actual crisis de seguridad, las medidas adoptadas a través de diversos decretos presidenciales han generado en el país una escasa sensación de paz y esperanza. Aunque persisten los crímenes como las muertes violentas y, la afectación al sector productivo y comercial debido a las «vacunas», la percepción de mejores días comienza a infiltrarse en el sentir colectivo.

No obstante, como en toda guerra, la movilización de las fuerzas públicas, tanto de la Policía Nacional como de las Fuerzas Armadas, implica un exorbitante gasto que el Gobierno del presidente Daniel Noboa difícilmente podrá afrontar a corto plazo, dada la actual situación económica. En un intento por contar con mayores recursos para enfrentar la «guerra interna», el mandatario ha presentado un proyecto de Ley a la Asamblea Nacional para incrementar el IVA del 12% al 15%.

En la Asamblea, diversas posturas se han articulado, algunas contrarias a esta iniciativa, otras a favor y algunas que sugieren imponer impuestos extraordinarios a las utilidades del sector financiero. Aunque se articule una ley con todas estas propuestas que permitan financiar en los próximos años la lucha contra el narcoterrorismo y reducir el déficit fiscal, ninguna medida será suficiente para cubrir el enorme hueco fiscal que cada año ronda entre los 5.000 y 8.000 millones de dólares.

La recuperación de las arcas fiscales implica incrementar la recaudación tributaria, reducir el tamaño del Estado, pero no a través de la eliminación de empleos o recortes que apenas tienen impacto. Achicar el gasto público implica sincerar el precio de los combustibles y aumentar gradualmente el precio del gas licuado de petróleo, con el riesgo de enfrentar nuevas manifestaciones a escala nacional. Además, se debe combatir la evasión tributaria, el contrabando, renegociar la deuda externa, no detener la extracción de petróleo del campo ITT, licitar nuevos campos petroleros, entre otras medidas.

 ¿Estamos dispuestos a ajustarnos el cinturón, o este singular capítulo en la historia del país no será más que un conjunto de episodios para argumentar que no se puede hacer más debido a la falta de recursos y la resistencia de los ciudadanos a colaborar?