A cantar mariachis

Iván Paredes

Recuerdo que en la década de los 90´ el cantante y compositor mexicano Armando Manzanero (+) se refirió despectivamente en contra del ruiseñor de América e ícono de la música ecuatoriana don Julio Jaramillo (+), al señalar que “fue el bolerista más malo del mundo”, lo que causó molestia en toda su población dejando un referente en sus relaciones internacionales.

“Ecuador no es colonia de México, ni las embajadas mexicanas son refugio de criminales”, fueron las expresiones de la senadora mexicana Lilly Téllez, el pasado sábado 6 de abril.

Son muestras claras sobre la posición apresurada y parcializada, por parte del Presidente del país de México (nombre oficial, Estados Unidos Mexicanos), al permitir el ingreso el 17 de diciembre del 2023 a su Embajada en Ecuador, a quien tiene una condena por seis años en el delito de asociación ilícita por el caso Odebrecht, estando en firme desde el 2019; otra, el delito por cohecho en el caso ‘Sobornos’, con pena de 8 años de cárcel y que está en firme desde el 2020, se encontraba con libertad provisional, medida otorgada por un juez que está detenido por el caso ‘Metástasis’, pero que debía presentarse semanalmente ante la justicia, lo cual, incumplió e inmediatamente debía ser detenido; además, en enero pasado este sujeto tenía orden de prisión preventiva dentro del proceso por peculado en el caso reconstrucción de Manabí, todo esto, sin contar con el título trucho obtenido al haber sido descubierta su tesis de grado copiada del ‘Balcón del vago’ o, la denuncia en fiscalía presentada por su exasistente Soledad Padilla, por acoso sexual. A esto y más, es lo que defiende el señor López Obrador, violando los Tratados de Asilo de Montevideo de 1939 y la Convención de Asilo de Caracas de 1954, donde se indica que no se podrá dar asilo a personas procesadas o con sentencias judiciales.

La autonomía, soberanía y decisiones judiciales del Ecuador deben ser respetadas por el resto del mundo y, el respaldo de la ciudadanía a nuestras Fuerzas Armadas y al Ejecutivo debe ser firme y radical.