La gente viaja por conocer lugares. Quizá es la intuición de encontrar vestigios de la historia de los pueblos que permitan entender e identificarse con la capacidad de creación y acción de nuestros ancestros.
En la provincia de Cotopaxi hay más de un centenar de lugares hermosos y plenos de vestigios de las poblaciones ancestrales y coloniales. Allí encontramos Tilipulo, obraje y monasterio, ubicado en el valle Shigllipullo, nombre que refiere la costumbre de elaborar trenzas con fibras de cabuya para fabricar cobijas y otros tejidos. Su edificación tiene al menos 300 años.
Si entendemos que la misión y visión actual de los GAD es activar la economía y fomentar conocimiento, hay que buscar los caminos y apresurar la acción. Un grupo de ciudadanos busca a través de una fundación recuperar esta joya histórica y darle el giro de centro cultural para el desarrollo de las artes. El aporte se torna rentable y de alcance nacional por la tradición artística de la provincia.
Es fundamental que la alcaldía de Latacunga tome nota del asunto. Incrementará el turismo y perfeccionará a los artistas populares, que serán motivados y guiados por el conocimiento y experiencia del conocido maestro latacungueño, Nelson Román, cuya obra es valorada internacionalmente. Ahora él tiene interés de explorar y promover el concepto de naturaleza, reconociendo el valor de protegerla, asumiendo que la imagen y el color tienen altísimo potencial de comunicar.
Importa recalcar la necesidad de actuar de forma rápida en la gestión institucional porque el tiempo exige una acción dinámica sobre la economía desde todos los ángulos. A la vez, alienta el espíritu de una provincia que fue sede de grandes señores de la tierra y posteriormente de los notables que llegaron de España y eligieron asentarse allí por las condiciones de vida, paisaje y gentes, propicias para prosperar en el nuevo mundo.