Solo faltan Lula y Petro

Si alguien cree que el socialismo del siglo XXI perdió fuerza, es iluso o desinformado, porque lo que se ve, en cuanto a resultados electorales, evidencia que la tendencia sigue triunfando en algunos países latinoamericanos. El populismo llegó para quedarse y será difícil derrotarlo con propuestas partidistas serias.

El joven comunista Gabriel Boric, militante y activista de las violentas protestas de 2019 en Chile, cosechó lo que ese movimiento social sembró. Convertirá al país de la estrella solitaria en otro laboratorio de estatalismo político y económico, como planteó en campaña, en contraste con su oponente José Antonio Kast que quería mantener y robustecer el programa liberal del presidente saliente, Sebastián Piñera.

Chile, que pasó por la transición entre gobiernos de similares tendencias con la Concertación (Aylwin, Lagos, Frei y Bachelet), tras derrotar a Pinochet en el plebiscito de 1989 y con gobiernos de la derecha moderada (Piñera), que se alternaron la presidencia sin sobresaltos económicos, tiene un desafío.

El joven Boric enfrenta dos cuestiones urgentes: aprobar en las urnas la constitución de 2021, elaborada por la constituyente que emanó de las protestas de octubre de 2019 y comparecerá pronto en campaña, y un congreso y senado divididos por la polarización de fuerzas (la izquierda radical, la centro izquierda, la derecha moderada y la extrema derecha). Boric no tiene mayoría legislativa.

La ola llegará pronto a Colombia y Brasil, países que celebran elecciones presidenciales en 2022. Tanto el actual jefe de estado colombiano, Iván Duque, quien deja su cargo tras cuatro años de mandato (sin opción de reelección), como el brasileño, Jair Bolsonaro, quien sí postula por otro período, dejan nuevamente la puerta abierta para candidatos de la izquierda que simpatiza y que fundó el Foro de San Pablo (grupo de pensamiento del socialismo del siglo XXI).

Tanto Lula da Silva (uno de los ideólogos del foro) como Gustavo Petro (un activo participante), tienen opciones de captar la presidencia de sus países frente a oponentes débiles o inexistentes (como pasa en Colombia) o políticamente muy debilitados, como el derechista Jair Bolsonaro en Brasil.

Analistas señalan que el marco político latinoamericano se polariza hacia esa tendencia: los Fernández (Argentina), Arce (Bolivia), Maduro (Venezuela), Castillo (Perú) y ahora Boric en Chile, sin olvidarse de López Obrador (México). Cabe agregar que faltan Lula y Petro. Guillermo Lasso se queda solo en la región…