Tecnócratas, tecno cumbieras y cumbiamberas

Sofía Cordero Ponce

El miércoles 7 de febrero, la ministra de Gobierno Mónica Palencia compareció ante la comisión que investiga el asesinato de Fernando Villavicencio en la Asamblea Nacional. La ministra tuvo que escuchar a la asambleísta de la Revolución Ciudadana, Mónica Salazar decir: “con esa muerte alguien perdió un esposo, alguien perdió un padre, alguien perdió un amigo, y nosotros perdimos las elecciones”. Como si no fuera suficiente, también tuvo que escuchar a Mónica Palacios, otra asambleísta de la Revolución Ciudadana, acusarla de encubrir a bandas delictivas. Fueron escenas grotescas, sin duda, que nos exigen hacer una reflexión sobre el rol de las mujeres en la política actual.

Todo empezó con la degradación de las mujeres durante las sabatinas, en las que el expresidente Rafael Correa daba rienda suelta a su machismo. Cómo olvidar la sabatina número 252 del 31 de diciembre de 2011: «Yo no sé si la equidad de género mejora la democracia, lo que sí es seguro es que ha mejorado la farra impresionantemente”, “…unas piernas y unas minifaldas impresionantes”. Quedó en nuestra memoria también la sabatina número 415 del 14 de marzo de 2015 cuando el expresidente elogió a la ministra de Transporte y Obras Públicas, Paola Carvajal: «Vean esa parada sexi, está guapísima así, muy sexi. ¿Le ven la pinta de tecnócrata, tecno cumbiera y cumbiambera?». El morbo para entonces, se había normalizado y los jerarcas de la Revolución Ciudadana lo expresaban sin reparos.

Mónica Palacios, durante el feriado de carnaval, posteó un video en su cuenta de X en el que baila con ropa apretada y un cinturón Gucci, en un escenario lleno de lujos donde se alcanzan a ver cajas de Luis Vuitton. Las mujeres de la Revolución Ciudadana aceptan y adoptan una estética que, en lugar de obedecer a una ética, es la ausencia absoluta de ella. El 7 de febrero, dos mujeres asambleístas, desplegaron sus dotes de “tecnócratas, tecno cumbieras y cumbiamberas”.