¿Equidad o privilegio?

Sara Salazar

Actualmente, el debate sobre si las mujeres tienen más derechos que los hombres ante la ley se han vuelto cada vez más relevante en las conversaciones de las nuevas generaciones. Es crucial analizar este tema desde una perspectiva equilibrada y crítica, alejada de la narrativa victimista y de la imposición de privilegios injustificados. En este sentido, es importante cuestionar si las políticas que buscan favorecer a las mujeres en detrimento de los hombres realmente promueven la equidad de género o simplemente perpetúan desigualdades inversas.

Es innegable que históricamente las mujeres han enfrentado discriminación y desigualdad de oportunidades en muchos ámbitos de la sociedad. Es por eso por lo que se han implementado leyes y políticas destinadas a garantizar la igualdad de derechos y oportunidades para las mujeres. Sin embargo, en algunos casos, estas medidas han ido más allá de la equidad y han generado privilegios injustificados.

Uno de los aspectos donde esto se hace más evidente es en el ámbito de la violencia de género. Si bien es crucial proteger a las mujeres contra la violencia y el abuso, algunas leyes han creado un marco legal que tiende a presumir la culpabilidad del hombre y la inocencia de la mujer en casos de violencia doméstica. Esto no solo va en contra del principio fundamental de presunción de inocencia, sino que también ignora el hecho de que los hombres también pueden ser víctimas de violencia doméstica.

Otro aspecto para considerar es el de los derechos reproductivos. Si bien las mujeres tienen derecho a decidir sobre su propio cuerpo, es fundamental garantizar que estas decisiones no vulneren los derechos de terceros, incluidos los hombres. Algunas políticas van más allá de garantizar este derecho y buscan imponer una agenda radical que desprecia el derecho a la vida del no nacido. Esto no solo afecta los derechos de los hombres como padres potenciales, sino que también socava el valor intrínseco de la vida humana.

Asimismo, la imposición de cuotas de género en ámbitos como la política y el empleo puede resultar contraproducente. Si bien es importante promover la participación de las mujeres en estos espacios, las cuotas de género pueden conducir a la selección de candidatos y empleados basada en el género en lugar de en el mérito y la capacidad. Esto no solo es injusto para los hombres que pueden ser excluidos injustamente, sino que también puede debilitar la calidad de las instituciones y organizaciones afectadas.

Sinceramente, para mí, como mujer que tiene hermanos hombres, que tiene padre, sobrinos, amigos, mis mayores miedos es que los acusen falsamente de un delito que no cometieron, que les quiten injustamente a sus hijos, o que no tengan las mismas oportunidades de obtener un préstamo para un negocio, estudio, etc.

El año pasado recuerdo haber leído una noticia que decía que un hombre legalmente se cambió de género a mujer para obtener la custodia de sus hijas. Este tipo de noticias realmente hace que uno se cuestione muchas cosas.

Yo creo que la verdadera equidad de género implica garantizar la igualdad de oportunidades para todos, independientemente de su género. Solo de esta manera podremos construir una sociedad verdaderamente justa y equitativa para todos.