Cuando decir la verdad es un delito

Sara Salazar

En nuestra sociedad actual, la verdad enfrenta momentos críticos y desafiantes. La encrucijada es, ¿decirla o callarla? El dilema se torna aún más grave cuando se corre el riesgo al momento de levantar la voz en defensa de la verdad, de ser etiquetado como políticamente incorrecto o peor aún ser señalado por algún discurso de odio.

La verdad, siempre me enseñaron, no conoce fronteras, no se maquilla. La verdad en su esencia más pura es un faro que nos guía en medio de las penumbras de la ignorancia y la manipulación. Mas, sin embargo, en la actualidad, en el mundo tan globalizado en que vivimos, donde las agendas particulares y las narrativas de los gobiernos de turno nublan la percepción colectiva, decir la verdad puede ser considerado un acto subversivo, un delito contra su statu quo.

¿No se han preguntado por qué la verdad se ha convertido en un delito? La naturaleza humana de ciertos grupos y sus tendencias al control y la manipulación, aquellos que quieren todo el poder, ya sea político, mediático o económico, siempre busca moldear la verdad a su conveniencia, censurando las verdades incómodas que amenazan su hegemonía. Actualmente, decir la verdad se ha convertido en un acto heroico de rebelión, que desafía al orden establecido que no tolera la disidencia.

La verdad no puede ser sofocada indefinidamente. Por más que intenten silenciarla, tarde o temprano emergerá con toda su fuerza de manera imparable, recordándonos nuestra capacidad innata para discernir entre lo bueno y lo malo, lo verdadero de lo falso. A lo largo de la historia de la humanidad han existido casos donde la verdad, que en un principio fue suprimida, eventualmente triunfa sobre la opresión y la mentira.

Luchar por decir la verdad, por la libertad de pensamiento y la integridad intelectual. Es un llamado a resistir a la tentación de ceder ante las presiones sociales y mediáticas. Aunque el camino es arduo y plagado de obstáculos, nunca debemos renunciar a la búsqueda incansable de la verdad, pues en ella reside la verdadera esencia de la libertad humana.