Síntomas de autoritarismo

Salvatore Foti

Lo que hizo el presidente Daniel Noboa con la Embajada de México es inexcusable desde cualquier punto de vista.

Ecuador hoy tiene un presidente autoritario que no está dispuesto a respetar las leyes con tal de ganar elecciones o sacar provecho político con cada una de sus decisiones, sean cuales sean las consecuencias para el país y todos nosotros.

Es evidente que desde el poder perdieron de vista el sentido común y la noción de democracia y respeto a los derechos más elementales. Desde hoy en adelante, nada depende de las leyes sino de lo que el presidente opine. Antes, como ciudadanos, sabíamos que los delincuentes violaban las leyes y nos perjudicaban, pero desde el día viernes debemos ser conscientes de que también las autoridades actúan bajo el paraguas de la prepotencia y la violencia, antes que de la justicia y la legalidad.

Lo que hizo Noboa simplemente no se hace, pero ni él ni sus ministros están dimensionando lo que han provocado y el aislamiento internacional al cual pronto seremos sometidos.

Es evidente que esto se hizo por intereses electorales estrechamente vinculados a la consulta popular y a la baja de popularidad. Por ende, es legítimo esperar que para ganar las elecciones presidenciales, de ser necesario, podría recurrir una vez más al atropello democrático y legal y quien se le oponga se expone a todo tipo de riesgo.

Hasta la Asamblea Nacional debería preocuparse más por lo ocurrido, puesto que ella también desde hoy debe decidir si someterse al chantaje de la prepotencia o actuar para el bien del país.

Nos hablan de un nuevo Ecuador, pero lo único nuevo hoy en día es que el IVA subió, mientras que los grandes deudores del Estado evaden impuestos y siguen en la impunidad; además, a los verdaderos criminales los dejan escapar de las cárceles y a los enemigos políticos o a sus hijos los apresan.

Hay síntomas muy graves de autoritarismo y debemos combatirlos antes de que se hagan crónicos e incurables.