El éxodo

Rosalía Arteaga Serrano

Los países se vacían de sus gentes por diversas razones; muchas de ellas tienen que ver con lo económico, cuando quienes emigran buscan un mejor futuro. Sin embargo, también hay otros ingredientes, que tienen que ver con temas como la seguridad, la violencia imperante en sus territorios de origen, la guerra y, ahora, un nuevo tema que es el cambio climático y la fragilidad de las poblaciones frente a los embates de la naturaleza o también a prolongados períodos de sequía y al agostamiento de los suelos, como vemos que está pasando en la actualidad.

En estos días se debate de manera reiterada en el Congreso Americano el tema de la migración ilegal y lo que la permisividad está causando en cuanto a desórdenes y la erosión de las economías, pero hay también quienes, sobre todo en el ala demócrata, se muestran mucho más favorables a la recepción de migrantes.

Muchos de los migrantes hacia los Estados Unidos proceden de América Latina, pero también se puede apreciar cómo se incrementan los que buscan refugio y asilo que provienen de Asia, de África o inclusive del este europeo, frente a los embates rusos en Ucrania.

El otro tema que también se debate, pero esta vez en Europa, es la recepción, en principio, con el calor de la bienvenida, de los países europeos frente a la guerra de Ucrania, así como también el problema de Gaza, con la virulencia de Hamas y la respuesta israelí, ponen en evidencia la necesidad de la solidaridad de los países árabes respecto de los habitantes de esa zona de Palestina.

En fin, no podemos abundar exhaustivamente en todos los casos de emigración forzada de tantos pueblos en el mundo, pero basten los ejemplos citados para darnos cuenta de la envergadura del problema.

Creo que lo que debe primar es un principio de solidaridad y de apertura, estableciendo reglas y con los cuidados necesarios para evitar la filtración de personas que pueden causar problemas en el país de acogida.