Reinventarnos

Es una palabra que de tanto escuchar y leer, se ha vuelto vacía. Y más aún porque las renovaciones han sido superficiales y no de fondo; nuestros medios de comunicación siguen siendo completamente intrascendentes para los propios ciudadanos. No hablo de periodismo, sino de las empresas y la industria mediática de nuestro país.

¿Dónde y en qué quedó la transición a la TDT? ¿Por qué las señales de HD de televisión solo repiten lo mismo en mejor definición? ¿Por qué las radios siguen pareciéndose unas a otras y ahora todos los locutores intentan ser chistosos? ¿Dónde está la expresividad del sonido y las historias? ¿Cómo pueden los medios digitales contar más allá de un tuit pegado o profundizar en un tema? ¿Dónde están las comunidades de fanáticos que inciden en la programación y edición?

Nuestras escuelas y facultades de Comunicación requieren de una revisión urgente de qué se enseña, cómo se imparte y sobre qué conceptos se trabaja. La situación de los medios ecuatorianos tiene relación directa con lo que hacen las universidades e institutos superiores con las carreras de periodismo, publicidad, diseño interactivo y producción audiovisual.

Desde las aulas se critica pero no se transforma, se diagnostica y no se propone. O también se proponen cambios sin fundamento de investigación sobre lo que los públicos están aptos o no para consumir, para contextualizar el contenido en la situación social, económica y tecnológica de cada región y microsociedad.

La convergencia mediática es un ítem que se ve de pasada en las aulas, pero no se produce ni se piensa para esa convergencia, que depende de cómo se organizan las comunidades y en qué forma consumen los medios.

Seguimos viviendo la era de los mass media, pero digitales; la microsegmentación sirve para los envíos de publicidad, pero no para la generación de contenidos útiles. La Escuela de Frankfurt sigue siendo el pilar de análisis mediático en la mayoría de universidades, pero cuando esos graduados salen al mercado laboral son los más funcionalistas.

Es necesario que reinventemos la comunicación en el país. Como dijo Jesús Martín-Barbero, a nuestros medios les falta cultura popular, les falta nación, les falta olor, sabor y color.