Ciudad ‘Luz de América’; metrópoli a punto de llegar a los tres millones de habitantes que acoge a migrantes de todos los rincones del país y el exterior; patrimonio de la humanidad; sede del gobierno nacional. Hablar de Quito es hablar de milenios de historia, de ciencia, cultura, deporte, música, arte, producción, recreación, de actividad diaria cada vez más intensa; ciudad en la cual personas de todas las edades estudian y/o trabajan con honradez. Va para todos ellos mi admiración y respeto.
Su expansión no tiene límites, ha sido y es grande, por lo que cada vez es más difícil la movilidad. Si bien la construcción del metro servirá a un estrato apreciable de personas que necesitan transportarse, no será la solución al problema; la obra debe continuar hacia otros sectores, con otros ramales, a fin de ofrecer mayor cobertura. Están pendientes las obras para la descongestión de la importante vía hacia Cumbayá y Tumbaco, que conduce al aeropuerto, a través del túnel Guayasamín; así como, otras soluciones de acceso fácil hacia los barrios altos.
La contaminación es una dificultad para todos los habitantes: el alto número de vehículos, la circulación vehicular que se complica cada vez más, el manejo de los desechos que producimos, son cada vez un reto mayor para la gestión de la ciudad. Frente a la imposibilidad de evitar el incremento demográfico, el crecimiento de la urbe es imparable. Es hora de pensar en alternativas a futuro. La inseguridad es otro problema que deja secuelas en la mente de los ofendidos, basta observar lo que sucede en las calles y escuchar los relatos de los agraviados.
Demandamos unidad de acción, de imparables esfuerzos institucionales para mejorar y agilizar los procedimientos administrativos. Exigimos que el Concejo Metropolitano se convierta en un verdadero planificador y artífice de los cambios que la ciudad requiere. Los ciudadanos estamos indignados por el desgobierno en la capital, presa de la politiquería y la descomposición de quienes están obligados a darnos ejemplo de honor, trabajo y probidad. Quito y la Provincia de Pichincha no pueden estar administrados por quienes tienen cuentas pendientes con la justicia.