Querido papá:

Italo Sotomayor Medina

Luego de mucho tiempo, nos encontró la muerte. La esquivamos por años, en medio de una prolongada agonía que siempre me pareció inmerecida. Borges decía que “la derrota tiene una dignidad que la ruidosa victoria no merece” y creo que es un pensamiento que te hace justicia. En estos meses, la vida me va enseñando a recuperar el aliento, a abrazar la soledad, a cerrar los ojos para verte, a empezar a hacer hueco para lo que viene. Por alguna razón, nunca dejo de sentir que sigo empezando.

Hoy, lo recuerdo todo. Recuerdo cuando me hablabas de política, aun cuando era muy pequeño para comprender lo que sucedía en el espacio local. Sin embargo, me aprendía las canciones de los políticos de la época, cuyas propuestas y rostros me empezaban a ser familiares, aunque yo quería que tú fueras el candidato — para mí era “Italo, mi presidente”, como alguna vez cantamos con la mami en la grabadora que había en casa y cuyo casete siempre guardaste—. Recuerdo tus frecuentes viajes a Quito y como Andreita y yo te ayudábamos a preparar tu maletín gris. Siempre llevabas contigo la toallita amarilla que ella te había regalado y que tenía sus manos impresas con pintura.

Recuerdo cuando veíamos a Barcelona en la televisión y lo mucho que te alegró que haya clasificado a su segunda final de Libertadores. Compraste las entradas para el partido, camisetas y gorras conmemorativas para todos. Sabías que me causaba emoción ir por primera vez al Monumental y querías que todo fuera perfecto. Recuerdo las veces que íbamos a los museos a observar alguna exposición extranjera o a los festivales de películas argentinas en donde en cada cine foro te aplaudían por tus muy interesantes reflexiones. Recuerdo cuando en las vacaciones del colegio te pedía que me recomendaras libros, especialmente alguno de Derecho, porque aunque faltaban varios años para ir a la universidad, me ayudarían a aprender a hablar en tu mismo lenguaje.

Te vamos a extrañar, pero nos reconforta saber que estás en paz y disfrutando con los abuelitos, a quienes siempre recordaste y te conformaste por años con verlos en tus sueños. Vamos a estar bien, cuidándonos y queriéndonos mucho. Yo, por mi parte, cada vez que salga de casa, seguiré con el compromiso de llevar tu nombre con orgullo y cumplir con el deber de seguir siendo tu hijo. Es que para mí no has muerto, has trascendido.

¡Feliz día, papá!

@ItaloSotomayor

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