¿Qué pasa si Celi habla?

En el problema de la acefalía en la Contraloría, con un contralor subrogante, que despacha desde la cárcel y nombra a un “sub-subrogante”, mientras que una contralora sub-subrogante renuncia ante el contralor subrogante preso y, por lo tanto, está inhabilitado legalmente para aceptar la dimisión, se agrega al Consejo de Participación Ciudadana que no puede nombrar reemplazo y, al pedir un criterio al procurador, este niega la posibilidad, mientras se espera que la Asamblea ponga en el orden del día el juicio político a Pablo Celi.

En este galimatías jurídico nada está claro porque es probable que muchos personajes de la vida política de los gobiernos desde el 2007 tengan razones para impedir que Celi hable. Un hombre ligado a sectores de izquierda (amigo de Alfredo Castillo y Gustavo Larrea), funcionario del régimen de Correa (como diplomático y en la contraloría) y luego ratificado en sus funciones subrogadas tras la fuga de Pólit, en el gobierno de Moreno.

Está claro que Celi sabe demasiado y existen personajes poderosos que no solo lo auparon, sino que lo protegen y presionaron para que se defienda en libertad (con visa aprobada a los EE. UU., previo a su captura).

Quedan dudas de lo actuado por la Asamblea al anteponer el juicio político a un exministro ya de salida (René Ortiz), antes que a Celi, con mucho que decir, por su participación -con su hermano y el ya fallecido secretario de la presidencia Agusto- en el caso Las Torres, donde está acusado de tejer un entramado de corrupción para desvanecer glosas por dinero, depositado en paraísos fiscales (lo que se ve en los chats entre Celi y algunos involucrados).

El problema sigue porque no hay contralor. Celi no deja el cargo y lo actuado por la sub-subrogante complicó más las cosas. Además, pidió vacaciones (58 días acumulados), licencias médicas y dice que no va a renunciar. Aunque su participación fue decisiva para destapar la corrupción del correísmo (él sabía que estaba en la mira si Arauz era presidente), lo que se le agradece, no está clara su relación con Correa y Moreno. Muchos harán lo imposible para que no hable.

Al ser político más que técnico, Celi se juega su última carta porque supo del hedor dejado por Pólit y no habló hasta que el fugado encargó el puesto a otra persona mientras él rompía la acción de personal que lo apartaba. Como dice Fernando Villavicencio, Celi debe ir a la Asamblea a explicar las glosas desvanecidas (como a la empresa Claro y a la china CAMC), el incendio de la contraloría, favores hechos y recibidos, entre otros.