Palabra de honor

Franklin Barriga López

Se afirma que cuando Napoleón condecoró a una persona que no tenía los merecimientos para ello, el poeta, novelista y dramaturgo, también activista político italiano Ugo Foscolo (1778-1827), escribió unos versos que se los repite no solo en la patria de Dante Alighieri.

El poema, que se titula ‘De los sepulcros’, alcanzó gran celebridad, especialmente por esta estrofa: “En tiempo de las bárbaras naciones,/ de las cruces colgaban los ladrones,/ mas ahora en el siglo de las luces/del pecho del ladrón cuelgan las cruces”.

Esta creación literaria se prestó a diversas interpretaciones, algunas corrosivas para quienes se creían aludidos por el libre pensador que no fue vulnerado en su justa fama.

En la actualidad, se recuerda estos versos cuando las personas que reciben reconocimientos no poseen los debidos atributos, inclusive gente sin escrúpulos, sentenciada por la justicia, que pretende lavar sus iniquidades con estos buscados y rebuscados homenajes que desprestigian más a quien o quienes prodigan semejantes galardones que deben ser -por elemental lógica- para personajes que se diferencian de esa mediocridad, frecuentemente arribista y hasta delincuencial.

Aseveró Paúl Newman: “Un hombre de honor, siempre cumple sus promesas”, con lo que resaltó el peso de la palabra que identifica a una persona respetable. Hasta no hace mucho, se decía “mi palabra vale más que una escritura pública”. Ahora es difícil esgrimir y creer estos argumentos, digamos que imposible en labios de los políticos que han hecho del embuste su carta de presentación y de su palabra sinónimo de falacias y ofrecimientos vanos, por cuanto la mentira y la desvergüenza proliferan en ese medio que no debe ser para malandrines que incluso llegan a desplazar a ciudadanos capaces y honestos, dentro del toma y  daca de la politiquería criolla.