Trabajo y diversión

Pablo Escandón Montenegro

En este Día Mundial del Trabajo quiero agradecer por quienes tenemos un trabajo que nos gusta, en el que crecemos y que nos da satisfacción laboral y humana. Llegar a cierta edad y tener un espacio donde consideran que nuestro aporte es válido y que permiten, en cierto sentido, que seamos dueños de nuestro itinerario laboral, es importante.

La universidad es un lugar laboral de crecimiento diario, de aprendizaje y de creación. No podemos evadir la realidad, al contrario, debemos y tenemos que estar empapados de ella para construir discursos que empalmen con las teorías y la práctica, de lo contrario sería un trabajo árido, o mucho peor, un ejercicio de onanismo.

Desde las universidades estamos trabajadores del pensamiento, de las ideas y la creatividad, que en cada momento debemos valorar qué es lo urgente de lo importante, sin olvidar que nuestra función es generar debate, invitar a la reflexión y establecer diálogos, pues si solamente nos centramos o nos dedicamos a envilecer el ego o a robustecer el currículo no trabajamos honestamente, pues nos dedicamos a profundizar la brecha y a polarizar más a la sociedad.

En este primero de mayo es necesario que los pensadores, los docentes y los intelectuales universitarios, sean polos de encuentro y no interruptores que apagan el debate; no requerimos de trabajadores argumentos que funcionan como megáfonos que vociferan doctrinas ni catequistas de la moral social.

En este primero de mayo necesitamos más suscitadores, más guías y muchos más trabajadores del intelecto, que vean su trabajo como un eterno aprendizaje y búsqueda, como lo hacía Diógenes en su búsqueda eterna del hombre.

Todos somos trabajadores en nuestros ámbitos, y en este día debemos honrar nuestra labor de filosofar a martillazos, de escuchar las diversas versiones, de construir con palabras, de imaginar futuros.

Agradecido por el trabajo, me uno a los festejos con lo que más puedo hacer, escribir y pensar, no para otros ni por encargo, sino por uno y por los míos, para quienes trabajo y me divierto en ello, pues el trabajo deja de serlo cuando renovamos constantemente nuestras rutinas de producción y creación, solo ahí nos divertimos mientras trabajamos.

A divertirse en el trabajo de pensar y de crear.