Si hasta el 11 de abril podíamos hablar de correísmo y anticorreísmo, hoy el correísmo sigue posicionado e, inclusive, representa la primera fuerza política del país, por contar con el mayor número de asambleístas. Cuando Lasso asuma el poder, el mapa electoral del Ecuador ya no será el mismo, pues es indudable que Correa deberá compartir espacios de protagonismo y preferencias políticas, no solamente con los anticorreístas sino con otros actores que hoy se sustentan por sí solos sin necesidad de combatir a la revolución ciudadana.
Resulta evidente que en las últimas elecciones no perdieron solo la presidencia sino también un capital político que otros quieren captar.
El primero que seguramente intentará la escalada a Carondelet en los próximos años será Xavier Hervas, que seguramente apuntará a la alcaldía de Quito para mantenerse vigente políticamente y desde allí aspirar a la presidencia si logra una buena gestión en el municipio capitalino.
El otro protagonista presidenciable para las próximas elecciones es Yaku Pérez quién seguramente contribuyó a la derrota de Arauz y de manera calculada, pues confía en el efecto péndulo. Es decir, después de Lasso y de la derecha quizá pueda ganar él las próximas elecciones como representante de la izquierda. Además, Yaku Pérez y su partido político serán la aguja de la balanza dentro de la Asamblea, pues será por ellos que pasarán o se vetarán las leyes dentro del Legislativo. Esto lo saben tanto Lasso como Correa, quien de hecho ya abrió la puerta al nuevo gobierno. Quién sabe si la política nos reserva más sorpresas como, por ejemplo, proyectos de ley impulsados tanto por CREO como por UNES, pues se necesitan votos dentro de la Asamblea para gobernar y, más allá de los que se cambiarán de camiseta, Lasso aún no los tiene.
Es justamente de Lasso de quién ahora dependen todos, pues si logra hacer un buen mandato podría aspirar a una reelección. Así que, en teoría, hay elementos de sobra para afirmar que desde el 24 de mayo habrá protagonismo político compartido entre más de dos corrientes políticas y que irán más allá de correísmo y el anticorreísmo.