No se preocupen: con los correístas se arregla todo

Ugo Stornaiolo

Se normaliza la violencia y se cuentan los muertos. El intento de asesinato al alcalde de Durán, Luis Chonillo, las amenazas al alcalde de Playas, Gabriel Valladares; y atentados y homicidios contra candidatos a asambleístas fueron noticia de primera plana. El cobarde asesinato del alcalde de Manta, Agustín Intriago -el quinto más votado en las recientes elecciones-, muestra un síntoma: el país se volvió otro México.

Pero, tranquilos: el triunfo en una sola vuelta de la revolución ciudadana pondrá todo en orden. La nueva presidenta Luisa González ordenará por decreto, en su primer día de gestión, el fin del sicariato, de los motines carcelarios, los asesinatos y las bandas narcodelictivas. Basta que desde Bélgica el caudillo neopopulista lo dictamine y todo será como fue en su década de gobierno: un ‘paraíso’ del socialismo del siglo XXI, con la cándida ‘inocencia’ de los borreguitos…

 Por diez años entraron las mafias al país (la ciudadanía universal), las FARC financiaron las campañas de Correa, declararon insurgentes a grupos narcoterroristas y había fotos de Correa, Serrano y otros funcionarios con pandilleros (los Latin Kings: hubo un asambleísta) y narcotraficantes. Entretanto, Arauz quiere reunirse -pactar- con ‘los más buscados’ (!!!).

Las carreteras en algunas provincias son aeródromos clandestinos para narcoavionetas. Trajeron radares chinos dañados tras la salida de los estadounidenses de la Base de Manta: vía libre para el narcotráfico. Usaron el terreno aplanado del Aromo para lo mismo. No hay que olvidar la ‘narco valija’ y los vuelos del avión presidencial a Oriente Medio y a paraísos fiscales.

Edificaron cárceles que son centros de operación de narco carteles mexicanos y sus aliados locales: ‘Choneros’, ‘Tiguerones’, ‘Chone Killers’, ‘Lobos’ y más ‘angelitos’. La bomba ya estalló. Jueces venales y de medio pelo liberan delincuentes (también a los de cuello blanco que no pagan sentencias por corrupción). La mafia albanesa viene a matar periodistas.

Calma. El estado de terror se va a interrumpir porque los correístas son muy recios y valientes -como para que Luisa González baile reguetón en el sur de Quito-. “Una sola vuelta”, gritan. Y, por arte de magia, la violencia se suspenderá desde el primer día de “reencauche” de la revolución ciudadana.

Porque el pueblo sigue comiendo cuentos de encantadores de serpientes. Basta con que regresen y terminará la violencia. Así que tranquilos: con los correístas se arregla todo…