No se engañe: solo es el voto duro del correísmo

Ugo Stornaiolo

Rafael Correa es, como Alfaro y Velasco Ibarra, el ‘gran ausente’ o ‘gran elector’. Rasgo distintivo de países con caudillos mesiánicos. A los quiteños y pichinchanos no hay que obligarles a votar, sino prohibirles. Pero, la dispersión del voto llegó a otras partes. Guayaquil, otrora bastión socialcristiano, recibió el embate de sus propios exmilitantes, aprovechado por el correísmo, que se adueñó de la provincia. Se viene el ‘neo-bucaramismo’.

El voto de Pabel Muñoz, más el de Yunda, son casi la mitad del electorado, dejando el otro 50% a otras tendencias que, desunidas, siempre favorecerán el ‘voto duro’ del correísmo que subsiste, tras la partida del caudillo, en 25%: suficiente para que Muñoz capte la alcaldía de Quito y Pabón retenga la prefectura de Pichincha. Algunos que participaron del bloqueo a la capital, ahora la gobernarán.

Se decía que los argentinos eran los únicos que votaban para hacerse daño (por los varios triunfos del peronismo, que nunca soluciona sus problemas). En países con ese tipo de votantes, siempre hay tiros en el pie (les pasó a los chilenos, peruanos y colombianos). Pero, mientras haya voto duro, grupos como el correísmo gozarán de buena salud.

Otras ciudades y provincias muestran que el populismo va de largo. Los encantadores de serpientes siguen ofreciendo soluciones imposibles y demagógicas, que los votantes siguen comprando. Gobiernos frágiles, como el de Guillermo Lasso, tienen el defecto de encerrarse en su burbuja y no saber lo que ocurre en la calle. Los resultados de la consulta le pasaron una pesada factura.

A Lasso le resta, en los dos años que le quedan, vegetar en el poder, con asesores incompetentes que le dirán cosas que no respondan a la realidad. En comunicación política se informa lo que se hace. ¿De qué le sirven al pueblo las finanzas ordenadas y los indicadores macroeconómicos? La gente necesita que le digan lo que quiere oír y para eso los correístas son expertos.

Y harán lo de siempre. La alcaldía de Muñoz será similar a la de Barrera (más burocracia por favores, más entidades inútiles, muchos estudios y poca obra, se repartirá feudos a los concejales y habrá corrupción). El problema de los populistas es que les gusta gastar dinero ajeno. Lo harán Álvarez y Aguiñaga (Guayaquil y Guayas), Muñoz y Pabón, Orlando (Manabí) y Lloret (Azuay). Y como el gobierno no entregará a tiempo los fondos, protestarán. La duda final: si el correísmo se alió con los indígenas, ¿volverá Iza a sitiar Quito o se confirmará su pacto con Correa?