No “Llori”, Guadalupe

Por: Ítalo Sotomayor Medina

Que Guadalupe Llori sea la presidenta de la Asamblea y que hoy todos seamos testigos de su manifiesta inoperancia, es responsabilidad de Lasso. ¿Cuál era el argumento en aquella época? Un supuesto “acuerdo de gobernabilidad” con Pachakutik y la Izquierda Democrática, en clara contradicción a lo políticamente pactado con el Partido Social Cristiano, su aliado electoral. Así, hace menos de un año, Lasso empezaba su aventura en el poder: con acuerdos frágiles, promesas vacías y puntos de quiebre.

El tiempo pasó y Llori ha sido incapaz de construir consensos y que dejemos de lado, como ella lo quería, “esa idea de las mayorías o minorías” al interior de la Asamblea. No creo ser el único que recordará a Llori como la de los masajes en un hotel de lujo en Tena, la que promovió la compra de vehículos de alta gama para el Legislativo, la que aplaudió la amnistía de los partícipes en los desmanes de octubre de 2019 y la que, hace tan solo unos días, utilizó a su antojo a la justicia constitucional para que el pleno no debata y resuelva sobre la creación de una comisión ad hoc que pretendía investigar las actuaciones del CAL. ¿Se le ocurre una manera “más justa” para recordarla?

Pachakutik, que no es santo de mi devoción, ha perdido una oportunidad histórica: demostrarle al país que saben y pueden gobernar. Llori le ha hecho un flaco favor al movimiento indígena, restándole fortaleza y seriedad a su discurso. Y, lo que es peor, no ha sabido liderar los intereses y necesidades de quienes dice representar. ¿De qué sirve tener poder de convocatoria y movilización, si no pueden sostener su propio capital político?

Hoy vemos a una Llori aferrada al poder, suspendiendo sesiones y rodeada de sus desesperados asesores que miden cada una de sus palabras. Seguramente, aunque lo niegue, tiene su teléfono con carga suficiente y señal abierta, para llamar y mensajear a quienes puedan sostenerla en su sillón o permitirle una “salida digna”. Esta es la Asamblea de Llori, una en la que nadie cede, ni se abre al diálogo. Mientras tanto, el país en crisis y sin empleo.