Mijaíl Gorbachov: ¿héroe o villano?

El siglo XX se caracterizó por su turbulencia en todos los campos: el avance científico de la medicina y la industria, el auge y caída de grandes potencias, las grandes guerras mundiales, la reconfiguración de las fronteras, el desarrollo de las comunicaciones, la conquista del espacio, son unos pocos casos de lo acontecido.

Un hecho destacado fue el nacimiento, ocaso y fin de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), que se impone a la Rusia zarista luego de una sangrienta revolución bajo los dogmáticos principios marxistas, con la conducción férrea de Lenin y la consolidación sangrienta y déspota de Stalin, que dejó un legado de represión, persecuciones, torturas, desapariciones, gulags, chekas, escasez y muerte; continuada por sus sucesores, aunque en menor escala.

Años más tarde, en 1985, llega al poder Mijaíl Gorbachov, en medio de una crisis productiva profunda, que derivó en un gran desabastecimiento y el incremento del descontento interno. A esto se sumaba el costo del tutelaje que ejercía en los países de la órbita comunista, incluyendo a Cuba. La situación requería de reformas profundas, que las anunció Gorbachov en los siguientes términos: “Necesitamos más emprendimientos, más democracia, más organización y disciplina, así seremos capaces de llevar a la perestroika a máxima velocidad y darle un nuevo ímpetu al desarrollo del socialismo”. Este giro en lo estructural y económico puso fin al control centralizado de las empresas y fábricas, permitiéndoles que tomen sus propias decisiones, a la vez que se autorizó la apertura de negocios y restaurantes privados.

A estos cambios se agregaron los del ‘glasnost’, incompatibles con el comunismo, tales como la liberación política, social y cultural, la libertad de expresión, la publicación de libros prohibidos, los viajes al exterior, la tolerancia religiosa, la libertad de los presos políticos, el levantamiento del bloqueo a los medios extranjeros, se admitió las protestas ciudadanas. Adicionalmente, Gorbachov convocó a las primeras elecciones libres con la participación de la oposición, en las que salió triunfador, convirtiéndose en el primer Presidente electo democráticamente, y único también porque poco tiempo después la ‘perestroika’— traducida como “reestructuración”— y ‘glásnost’ —como “transparencia”—, llevaron a la URSS a su desintegración en 15 países.

En lo internacional, las reformas que impulsó también fueron trascendentes: su política de no intervención significó el retiro de las tropas soviéticas de Afganistán; cesó la injerencia sobre los países que conformaban el Pacto de Varsovia, y el mapa de Europa empezó a cambiar con la caída del Muro de Berlín en 1989. Su acercamiento a Occidente se consolidó poniendo fin a la Guerra Fría, firmando el Acuerdo de Malta con el presidente Bush; declaró una moratoria sobre las pruebas nucleares, y suscribió el histórico Tratado de Reducción de Armas Nucleares con el presidente Reagan. En 1990 recibió, merecidamente, el Premio Nobel de la Paz.

Mijaíl Gorbachov fue uno de los personajes más relevantes del siglo pasado. Para los rusos es el responsable del desplome de un gran imperio; pero, también condujo al fin de un sistema fallido como es el comunismo. Para Occidente y el mundo entero fue la posibilidad de soñar en un mundo donde reine la paz.

Por ello, que cada quien responda si Mijail Gorbachov fue un héroe o un villano