Al otro lado de la niebla

Mayra Aguirre Robayo

En 2019, al cumplirse 20 años del ascenso de Iván Vallejo al Everest y de la película ‘Ratas, ratones y rateros’ de Sebastián Cordero, la invitación del alpinista al cineasta a Nepal; a las montañas de Los Himalayas, fue una experiencia orgánica, personal y distinta. Sus seis ficciones han sido planificadas. Debía llegar a la base de la montaña a 5 mil metros. Subió al Rucu Pichincha para entrenarse en el ascenso. Un documental es una narración con imágenes, entrevistas que expresan una parte de la realidad. Fue el primer documental largo de Cordero que habla en primera persona y termina siendo un diálogo muy humano humilde y vulnerable de la vida, de la muerte, de la montaña, del cine, de las pérdidas, de los sacrificios, y que le dio pauta para hacer más documentales.

En 2018 hizo un montaje teatral de su filme ‘Rabia’. El plan tenía dos partes: la investigación para conocer al personaje y en lo posterior, filmar e ir con un fotógrafo de montaña. La pandemia corto el proceso de filmación y Cordero inició la edición. En el filme se pregunta cuál será la sombra del montañista. Esta aventura de estar juntos todo el tiempo les provoco rupturas. Iván ya llega a la hostal y Sebastián no. Lo que enojo visiblemente al cineasta porque la penumbra envolvía la montaña.

Los dos tuvieron experiencias muy tempranas. Vallejo a los 12 años se dibujó subiendo montañas y Cordero por la muerte de su padre, a los 9 años, su madre le llevó a ver ‘Los cazadores del arca perdida’ de Spielberg y valoró el arte de la ficción para interiorizar la vida de los personajes con lo visual, con lo sonoro y con el ritmo. Con la muerte de su hermano Juan Sebastián, que era pianista y cineasta, y la película ‘Sensaciones’ realizada con su hermana Viviana con sentido musical mediante la fusión de música andina con New Age que viene de la evolución del jazz, dio un giro a su vida a profesionalizar en el arte visual y estudió escritura de guiones en el Los Ángeles al sur de California.  Iván Vallejo es de los 14 andinistas que han llegado a las montañas más altas sin oxígeno.

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