Maniac, de Benjamín Labatut: La creación de un nuevo Dios

Martín Riofrío Cordero

En el panorama de la narrativa latinoamericana ha surgido una nueva voz. Benjamín Labatut, chileno de 44 años, es un escritor que en su obra busca juntar ejes temáticos que a menudo son tomados en cuenta como cosas disímiles: la literatura y la ciencia. Pues si bien en una obra anterior, ‘Un verdor terrible’ (publicado en 2020), ya nos ilustraba a los lectores sobre estos científicos que hicieron grandes descubrimientos y su viaje a la locura, ahora, ‘Maniac’, su más reciente y ambiciosa novela, viene a movernos el piso. A despertar a aquellos desprevenidos que, ignorando los avances de la ciencia, no saben en qué punto de la evolución estamos. John Von Neumann (1903-1957), matemático húngaro nacionalizado estadounidense, es el personaje por el que atraviesa toda la novela. Y es el medio que utiliza Labatut para hablar y reflexionar sobre dos pilares de la tecnología moderna: la inteligencia artificial y el transhumanismo.

Von Neumann es el creador de la MANIAC (que en inglés, según sus siglas, significa: ‘Mathematical Analyzer, Numerical Integrator, and Computer o Mathematical Analyzer, Numerator, Integrator, and Computer’). Esta computadora, que fue la que utilizó Estados Unidos para calcular las operaciones fórmulas de la bomba que lanzaron sobre Hiroshima, es una precuela de la computadora moderna. En ella, además de cumplir con los requerimientos de la guerra, el científico húngaro también ensayó otra posibilidad: la de crear una inteligencia artificial lo suficientemente sofisticada como para, al igual que los niños en crecimiento, aprender las cosas por sí misma. Pero lejos de pensarlo como una simple herramienta tecnológica que nos facilite ciertas comodidades, él pensó en grande. Decía: ‘‘Si los hombres de las cavernas crearon a Dios, ¿por qué nosotros no podemos hacer lo mismo?’’.

Con ello, lo que él quería era a un Dios-máquina que cambie el mundo, incluso el universo. Intentaba evocar, como decía Borges, a un Dios no tímido y pasivo, sino que actúe y mande. Naturalmente, el experimento fracasó. Pero la semilla de Von Neumann ha sido retomada y replicada por empresas como la de DeepMind, que fiel a la consigna de crear una inteligencia superior que pudiera aprender por sí misma, crearon AlphaGo: una máquina capaz de dominar el Go, uno de los juegos de estrategia más complejos del mundo. Máquina que, además, no sólo cumplió con su objetivo, sino que además venció en múltiples ocasiones a Lee Sedol, uno de los mejores jugadores de Go de la historia y lo orilló al retiro.

La máquina, poco a poco, supera al ser humano. Las matemáticas, como demostró Von Neumann, son la prueba de que el objetivo de la ciencia es comprender el universo, sin límites. La irrupción de AlphaGo demostró, en 2016, algo muy importante. Que poco a poco, somos más diminutos ante la tecnología.

Entonces pensamos: ¿Cuánto tiempo tomará para que la inteligencia artificial supere a la inteligencia humana?

El transhumanismo, del que hablan ya algunos filósofos, ya está aquí: máquinas inteligentes y seres humanos ya convivimos juntos. Estas máquinas, además, nos vigilan. Estamos en la era de la confusión vigilada, la misma que comenzó cuando Frank Kafka dio inicio al siglo XXI con el nacimiento de Gregorio Samsa.

Dos cosas nos demuestra ‘‘Maniac’’: que Von Neumann fue, en lo científico, el padre del mundo que hoy vivimos. Y que es cuestión de décadas para que la tecnología avance lo suficiente como para superar a la especie humana.

Un nuevo Dios se está gestando.

Una nueva era.