Mafias y el Estado

Cuando Jorge Madera presentó su renuncia como delegado del presidente al directorio del IESS surgieron varias preguntas, más aún si varios medios de comunicación informaron que el motivo obedecería a las amenazas que él y su familia recibieron por parte de mafias, que estarían enquistas en la institución de todos los ecuatorianos. En el caso de que esto fuera cierto, la discusión es ya de otro nivel y de otro tipo de solución. Parecería, si esto se corrobora, que el Estado va perdiendo la capacidad de control ante el crimen organizado que gobierna de manera paralela y fraudulenta el sistema institucional. También habría que explorar qué sucede en otras instituciones que están muy venidas a menos como la Contraloría y no se diga el sistema de justicia.

La solución, entonces, no es el reemplazo ágil, fácil y meteórico de las personas que están al frente de las instituciones por parte de Guillermo Lasso, sino dinamitar la red de corrupción que involucra a innumerables personas que sostienen la urdimbre y controlan el Estado. Entonces, el delito no solo se comete y observa temerosamente en las calles, las cárceles, sino también en las instituciones que, en otros países son intocables, como la Caja de Seguro en Costa Rica. Me da la impresión que el Gobierno no ha dimensionado lo público ni las dificultades que acarrea extirpar los tumores que están ahí. Con esto, bajo ningún punto de vista quiero decir que lo público es malo, al contrario. Ratifico su necesidad, pero hay que cortar nudos adentro.

Entonces, el papel del Estado es importante, necesario y debe estar a tono con los retos y desafíos del mundo actual. En ese contexto, pregunto: ¿el Estado que tenemos está preparado para enfrentar las mafias de las que hablaron los medios debido a la renuncia de Madera? Me cuesta creer que las personas estemos en total indefensión, porque el Estado perdió la capacidad de dar seguridad, incluso, a sus principales funcionarios. Sin tono de pesimista, pero sí de crítico consciente, alerto de que el Estado mafioso pueda seguir reinando frente a buenas intenciones, pero insuficientes, lentas e ineficientes.