Los políticos y el síndrome de Hubris

Ugo Stornaiolo

El síndrome de Hubris, conocido también como Hybris o ‘enfermedad del poder’, es un trastorno que aparece en personas cuya personalidad cambia cuando están en un puesto de poder. Aunque la razón de escribir este artículo tenía otro objetivo, parece ser que todos los caminos conducen a creer que los políticos y otros sectores sociales ecuatorianos padecen de este problema neurológico, mientras el país se cae a pedazos.

No es necesario tener el poder, solo manejar micropoderes o imponer su poder. Lo cierto es que los actores de la vida nacional han entendido —si a eso se le puede llamar ‘entender’— que la única forma de ejercer el poder es impedir a otros que lo ejerciten o demostrando que no hacer nada es la mejor fórmula para ejercerlo.

Se ve un presidente ensimismado en sus asuntos personales y en defender su honra y la de su familia (algo legítimo), que pasan a segundo plano cuando está en juego el futuro del país y qué debería hacer el régimen para enfrentar la inseguridad, la delincuencia y luchar contra la corrupción. Lasso no entiende ni entendió nunca qué es el poder y sigue creyendo que manejar un país es como administrar un banco, con funcionarios anodinos que reciben las llamadas viscerales del mandatario y no hacen nada para remediar lo que no hicieron y que probablemente no harán.

Unos asambleístas ignorantes, leales a los mandamases exógenos al parlamento (el titiritero de Bélgica y el felino de isla Mocolí), dispuestos a seguir mirando a otro lado cuando se trata de resolver los problemas del país, cuando el problema son ellos mismos y no se dan cuenta que no van a resolver las cosas apartando al actual inquilino de Carondelet ni con su reemplazo (Borrero) que insiste en que “llegó con Lasso y se va con él”. Peor todavía con el advenedizo Virgilio Saquicela. Y Dios guarde si la sucesión recae en el primo, Iván, otro que ha sido muy hábil para moverse en los pantanos.

La Conaie tomándose lo que fue Pachakutik. Los comunistas indoamericanos de Leonidas Iza, cada vez más cerca del objetivo de captar y cooptar espacios de poder para seguir contaminados del síndrome de Hubris, envaneciéndose con espacios de poder y tomándolo por la vía que fuese (así sea la violenta) para llevar al país a un caos mayor.

A eso también abonan correístas, socialcristianos y el propio gobierno, ensimismados en romper el ‘pendejómetro’ nacional, mientras Ecuador se va al carajo, entre vacunas, extorsiones, secuestros, motines, sicariatos, asesinatos y asaltos. ¿Qué más hace falta para que la gente reaccione?