Los consensos son el único camino

Todos estamos muy admirados ante la gran presencia policial y militar de estos días para enfrentar al paro. Muy admirados porque éramos muchos los que empezábamos a dudar que en el país hubiera policías y militares en capacidad de salir a las calles; pese a que el Ecuador estaba señalado como país peligroso por una que otra embajada y a que Guayaquil era considerad una de las ciudades más peligrosas de America Latina, el Estado jamás hizo nada.

Solo se firmaron estados de excepción que resultaron estériles e inútiles; los ciudadanos seguimos siendo asaltados y asesinados a vista y paciencia de las autoridades, y hasta a las autoridades les han robado armamento dentro de sus instalaciones en la misma ciudad de Guayaquil. Todo esto sin hablar de la nefasta situación carcelaria del país, fiel reflejo del abandono estatal y de este gobierno.

Pero ahora da gusto ver cómo, en cambio, hay policías y militares de sobra para enfrentarse a los que protestan en contra del gobierno. ¡Qué pena que estos mismos militares y policías no hayan sido sacados a tiempo para combatir a la delincuencia! ¡Qué pena que esta misma fuerza y contundencia jamás hayan sido empleadas en contra de la criminalidad! ¡Qué pena que el gobierno no haya tomado decisiones oportunas en su momento y que solo ahora que se ven obligados hacen gran despliegue de “eficiencia” y capacidad de respuesta!

El mismo atraso y falta de respuesta oportuna se vio en otras áreas, como la de salud, en la que por meses se resistieron a declarar el estado de emergencia; pero ahora que los indígenas “incultos” protestan sí hubo declaración de emergencia.

El país está viviendo uno de los momentos más delicados y peligrosos de la historia reciente. Esto puede acabar en un baño de sangre porque las posiciones se han polarizado y dan evidentes muestras de intolerancia, inclusive con los que son más críticos con el actual gobierno, pues esto nos hace “correístas” o “ignorantes”. Es una pena que el gobierno no supo ni pudo reaccionar a tiempo y que hoy se llegue a tanta confrontación. Claro está que las protestas son peligrosas y hasta pueden responder a intereses de adquirir cuotas de poder, pero también se debe admitir que el trabajo del actual Ejecutivo no estuvo a la altura de las expectativas y hoy son pocos los que todavía tienen confianza en una salida pacífica a la problemática actual.

Esta semana va a ser clave para juzgar si el país tiene suficiente madurez política, tanto del lado de Carondelet como de la Conaie, para lograr consensos y diálogo. Hasta hoy nos han mentido y es evidente que se trata de una confrontación política de grandes dimensiones e inesperados alcances.