Las obligaciones de los cuarenta

Cumplir 40 años viene con un paquete de derechos y obligaciones. El derecho a ser feliz; a que te importe un rábano lo que hablen de ti; a descartar a las personas que no te aportan positivamente; a estudiar lo que se te antoje; a decir sin temor lo que piensas y a disfrutar de placeres más sencillos. Pero, también están una serie de obligaciones, como la de replantearse el futuro profesional o laboral. Y la más importante, la de prevenir y cuidar la salud.

Esta década de los cuarenta, que puede representar la mitad de nuestra vida, es el punto de partida para tomar decisiones con cabeza fría. Para las mujeres, el control ginecológico anual se convierte en una cita impostergable. Es así como, de la década de los treinta, en la cual la agenda se apretaba con almuerzos, cenas, bailes, bodas, cumpleaños y otras reuniones; la de los cuarenta se ve invadida de citas médicas que tristemente son más comunes que las sociales. Eco vaginal, eco mamario, Papanicolau, mamografía, tests hormonales, control de la tiroides, exámenes de glucosa, triglicéridos, colesterol … y la lista podría seguir. Pasar estos controles con “aprobatorio” es ahora más importante que haber pasado los exámenes finales del bachillerato.

Evidentemente, hablo desde mi propia experiencia, pues llevo un “marzo, mes de la mujer” recorriendo consultorios médicos, como si jugara a la gincana de la salud. Como mi yo periodista me supera, no he podido evitar hacerles todo tipo de preguntas. ¿Ha incrementado el cáncer de mama? ¿El de cuello de útero? ¿Lo padecen mujeres más jóvenes? Sí, sí y sí, me responden.

Según la doctora Samaniego, que me atendió en el eco mamario, el incremento de cáncer de mama también se debe a que hay más diagnósticos. Sin embargo, me advirtió de que el autoexamen a veces evita que las mujeres acudan a los controles médicos. “No se confíe”, me dijo. La mamografía y el eco mamario son los únicos medios para confirmar o descartar tumoraciones.

Por otro lado, desde 2012, el cáncer de cuello de útero se ubica entre los de mayor incidencia en Ecuador, en especial en los estratos socioeconómicos medio y alto. Este se diagnostica por Papanicolau o Colposcopia. El cáncer uterino es silencioso y puede resultar mortal sin tratamiento.

No ha sido mi intención atemorizarlas. Pero sí sacudirlas. La década de los cuarenta viene con la obligación de prevenir enfermedades, de cambiar malos hábitos, de tomar conciencia. En este punto de la vida, ya podemos decir que más sabe el diablo por viejo, que por diablo. ¡Agenden sus controles médicos!