Larga vida al Dr. Who

Pablo Escandón Montenegro

Salgamos de la corriente mundialista y recuperemos un aniversario fundamental para la televisión mundial y para la ficción de fantasía o de ciencia ficción, pues un día como hoy, en 1963, la BBC transmitía el primer episodio de la primera temporada, con el primer actor que protagonizó al científico que viaja en el tiempo en una cabina telefónica, llamada TARDIS (siglas en inglés de ‘Time And Relative Dimension In Space’, ‘Tiempo y dimensión relativas en el espacio’).

En nuestro país, la serie fue transmitida por la cadena guayaquileña Canal 10. ‘Doctor Who’ es el nombre de la serie, pero en castellano nos la hicieron conocer como ‘Doctor Misterio’. Recuerdo que el canal iniciaba sus transmisiones con los dibujos animados de The Beatles y luego se podía ver al viajero en el tiempo, con sus rizos y su larga bufanda hasta el piso, que tenía como antagonistas a unos robots llamados Daleks.

Desde la década de 1960 hasta 1989 fueron siete los actores que dieron vida al misterioso viajero, que saltaba en el espacio y en el tiempo, y desde 1990 hasta la actualidad, seis más han sido los protagonistas, incluida una mujer.

En la década de los noventa, la serie no tuvo mucho éxito de audiencia, pero su característica de ser un clásico de la televisión, hizo que las cadenas multinacionales afilaran los lápices de las nuevas historias y secuelas para que el hábil científico no muriera con las nuevas generaciones. Así, pues son catorce los actores y actriz que personificaron a este viajero, que tiene una acompañante que lo ayuda a salir menos maltrecho.

El personaje es un antihéroe, podríamos considerarlo así, pues no tiene poderes ni es muy hábil para pelear, pero tiene inteligencia; tampoco es que sea superior a la de los demás mortales. No es un Holmes ni mucho menos un Indiana Jones ni Lara Croft. De esta manera, la ciencia ficción humaniza a su héroe y lo hace más cotidiano, más cercano a lo que realmente son los científicos que vemos en las universidades.

Esta serie, además de ser un clásico del audiovisual del broadcasting, expande la narrativa no solo en las plataformas actuales sino en las diversas historias bifurcadas que se van generando, gracias a los Whovies o fanáticos del doctor, y a las nuevas interpretaciones de la historia y sus diferentes causas de los viajes, de existencias y tramas.

Larga vida al Dr. Who y a sus fanáticos, pues en ellos nos vemos retratados los que creemos que los científicos aventureros deben tener suerte, llorar, reír y ser más como nosotros, que es lo que nos vincula con una buena historia y su personaje.