La paradoja de ser mujer

Lorena Ballesteros

‘Barbie’ lleva dos semanas en cartelera y la recaudación en taquilla ya se acerca a los 1000 millones de dólares, lo que la encamina a convertirse en la más taquillera de 2023. Si aún no la han visto, recomiendo que lo hagan. La película puede ser analizada desde una perspectiva meramente artística, por el uso del ‘live action’ en pleno siglo XXI. Puede ser detestada por su discurso absolutamente feminista o aclamada por la misma razón. Puede ser un punto de reconciliación para quienes han reclamado por años que Barbie es un juguete polarizante y estereotipado. Incluso, puede ser un gatillo para el empoderamiento de muchas mujeres; pues pocas veces se ha conseguido que una misma película ponga en movimiento el engranaje completo de lo que significa ser mujer.

Con el monólogo de Gloria, el personaje interpretado por America Ferrera, se libera preocupación universal del género: “es literalmente imposible ser mujer”.  Gloria evidencia con hondo sentimiento las paradojas femeninas desde todos los ángulos posibles. Su discurso tocó profundamente mi corazón.

Soy delgada. Siempre lo he sido. Ya dirán muchos: “¡dichosa tú!”. Sin embargo, cuando eres delgada te juzgan como a una persona que come poco, que cuida hasta la última de sus calorías o que tiene un problema alimenticio. Pero si me contextura hubiese sido gruesa, también habría lidiado con otros estigmas.

Soy periodista. Y por un tiempo escribí para un suplemento deportivo. Nunca fui tan infelizmente dichosa. Sí, contradicción absoluta. Me encanta el fútbol y no había mejor trabajo que transitar por estadios o por las instalaciones de los equipos. Pero, por ser mujer y muy joven sufrí acoso, críticas y decepción profesional de quienes menospreciaban al periodismo deportivo y esperaban que fuera analista política y no una reportera que usaba jeans y converse.

Soy mamá. Y por mi hija dejé de trabajar en relación de dependencia. “Llevo años jugándomela, con ingresos variables que no me permiten estabilidad económica. Mi decisión ha sido aplaudida y desdeñada. Como tantas mujeres he escuchado todas las posturas posibles sobre ser madre y ser trabajadora.

Si pones a tus hijos como prioridad, no estás comprometida con el trabajo. Si nunca fallas en lo laboral, es porque evades las responsabilidades maternales. Si estás mucho en casa, eres improductiva. Si estás fuera la mayor parte del tiempo, eres una madre ausente. Si eres demasiado solvente, solo piensas en dinero. Si tu esposo paga todas las cuentas, eres mantenida. Si no llegas a fin de mes y pides prestado, eres fracasada; pero si te sigues endeudando, también eres fracasada. Si tu casa está impecable, tienes mucho tiempo libre. Si vives en desorden, eres descuidada. Nunca, nunca será suficiente. Pero, gracias a películas como estas, las paradojas de ser mujer calan universalmente. Después del cine, mi hija me ha agradecido mil veces por ser “extraordinaria”. Porque después de digerir sus propias contradicciones, se ha dado cuenta de que el género femenino da pelea dentro y fuera del campo de batalla.