La isla-archipiélago

Todo el mundo sabe que un archipiélago está formado por varias islas; pero en la actualidad existe una isla que, ella sola, es un archipiélago. Se trata de Cuba, la maravillosa isla del Caribe convertida por obra y desgracia de sus tiranos comunistas en un archipiélago gúlag, una cárcel despiadada para quienes se atreven a disentir del sistema.

Allí es delito salir a la calle con un letrero con la mera palabra “Libertad”, delito que puede costar de 8 a 30 años de cárcel, no importa si quien llevaba el cartel fuese menor de edad. En este momento en Cuba centenares de jóvenes mueren lentamente en las cárceles por el delito de opinar. Llama la atención que los grandes medios de comunicación internacionales no hayan levantado la voz contra ese régimen despiadado que impide pensar y decir lo que se piensa. En este caso no se verá el epíteto de “extrema” unido a “izquierda”, ni se oirá llamar dictador al gobernante (no al presunto sino al verdadero, que manda en la sombra).

Es lamentable que nuestra América siga con los ojos cerrados, la boca tapada y las manos amarradas frente a la realidad cubana: no solo se persigue con dureza a los opositores, también a quienes no son lo suficientemente revolucionarios y se atreven a mencionar que faltan alimentos, medicinas, viviendas dignas; son enemigos de la revolución porque denuncian la trata de jovencísimas cubanas para el placer de turistas con dinero (hace un tiempo un grupo de estos, originarios de Europa, drogados, luego de violar en grupo a una niña, la quemaron viva; el sistema policíaco echó tierra sobre el asunto para no perjudicar al turismo; turismo sexual, se entiende).

Algunos de esos jóvenes que han tratado de actuar sin obedecer los mandatos del partido comunista, ya sea con periodismo independiente, ya sea con arte no domesticado, o con cualquier otra forma de expresarse con libertad, han desaparecido o han sido encontrados muertos, sin juicio, sin defensa, sin ley. Pero como el régimen es de izquierdas, de arcaico cuño marxista, los grandes y los pequeños medios de comunicación callan.