Ceder ante el miedo

Rodrigo Contero

Todos tenemos una personalidad, por muy compleja y confusa que ésta sea. Sus expresiones, la combinación de tendencias, creencias, modo de pensar y de cómo comportarse en la sociedad, demuestran claramente que se trata de una combinación de todos los procesos mentales sofisticados y avanzados para los que los eres humanos parecemos estar capacitados.

Detenerse sin motivo, no saber qué hacer, qué decir ni a donde ir, es de gente temerosa, insegura, que nunca se ha preparado para ejercer una función ni resolver problemas. Una persona que no está dispuesta para enfrentar dificultades o asumir responsabilidades es un ser audaz e irresponsable que no merece la confianza de nadie, es gente que no hace ningún esfuerzo por desarrollar su pensamiento y que tampoco encuentra motivos para razonar o producir ideas; el éxito les llega por palanqueo o medios ilegítimos, por lo que son seres insignificantes.

La diferencia entre un triunfador y un mediocre está en lo que cada uno piensa de sí mismo. No todas las decisiones que tomamos son las más adecuadas o acertadas; si algo falló, habrá que repetirlo e intentarlo nuevamente, nadie puede darse por vencido. Si alguien se detiene, abandona la lucha y acepta la derrota es porque la apatía obnubila su pensamiento, es mediocre o tiene miedo al fracaso.

Hay gente que nunca arriesga nada en la vida por su bienestar, el de su familia o su país. Se trata de gente que piensa que no vale nada y se acostumbraron a que les den pensando y resolviendo sus problemas. No entienden lo que es honor, dignidad y libertad puesto que llevan consigo el síndrome del miedo al fracaso. Son conformistas, solo esperan ayuda, dádivas, regalos; les gusta el esfuerzo ajeno, el relajo y la mentira. El temor al fracaso les inmoviliza y conduce a la inacción, son presa fácil de charlatanes y mentirosos, son proclives a la corrupción porque su autoestima está en el suelo.

La personalidad es el patrón de pensamientos, sentimientos y comportamientos que distingue a una persona de otra y que persiste a lo largo del tiempo y de situaciones diversas. Quienes nunca hacen nada para superar sus deficiencias son irresponsables e inconscientes.

Rodrigo Contero Peñafiel