La imposibilidad de pensar

Kléber Mantilla Cisneros

Durante un período de recesión y optimismo por el Mundial de Catar, el bestiario del ‘socialismo del siglo XXI’ implosionó en Argentina y Perú. Una ideología condenada a la corrupción y pobreza por el saqueo inconmensurable de fondos públicos tras un discurso demagógico devastador que usa los artificios de la propaganda y el dinero del narcotráfico para infectar las democracias de Latinoamérica.

Con Rusia fuera del fútbol por la guerra y China en confinamiento por el rebrote del Covid, el astro argentino Leonel Messi se mediatiza como un caso excepcional y pasajero de fama, éxito y felicidad. Argumento tan flojo en Sudamérica como el desastroso fenómeno Kirchner sacramentado en el Foro de Sao Paulo, del Lula da Silva de 1990, después de la caída estrepitosa del Muro de Berlín. Un movimiento izquierdista, variante del peronismo, sucursal del ‘Castro-Chavismo’, que se apropió del poder con el matrimonio Néstor y Cristina K. desde 2003 a 2015. Eso sí, vino el relevo y fiasco hasta 2019 del derechista Mauricio Macri quien apresuró el regreso del kirchnerismo de Alberto Fernández.

El cierre del telón es una condena firme de seis años de prisión para la poderosa Cristina por el delito de ‘administración fraudulenta’. Un caso de alta corrupción por la entrega de contratos de obras públicas a un amigo; quien, luego de la adjudicación, devolvía el dinero a los Kirchner. Al igual que el prófugo ecuatoriano, Rafael Correa, el manual del eufemismo ‘robolucionario’, denomina ‘lawfare’ (persecución judicial) cuando las estructuras delictivas y mafiosas son descubiertas. Cristina, Correa, Lula y el padrino Nicolás Maduro de Venezuela, no están en prisión pese a su enciclopedia de delitos.

Irrisoriamente, la mediocridad de Pedro Castillo en el Perú fue una catedral más grande que los estadios de fútbol que despedaza la historia. Éste, fue destituido por incapacidad moral, rebelión, conspiración y por pretender disolver el Parlamento. Cae y es posesionada Dina Boluarte al clamor de nuevas elecciones. Un paralelismo del derrumbe de Evo Morales en Bolivia cuyo desenlace siguió con el apresamiento de la vicepresidenta Jeanine Áñez. Hay mucho que aprender del populismo en la región. Eso que consuela ricos y pobres, inquieta las masas, quiebra y enmaraña palabras, pero carece de un lugar real y sentido común porque habita en la emoción y en la imposibilidad de pensar y actuar.

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