La farsa continúa

Kléber Mantilla Cisneros

La justicia en el Ecuador está reducida a empresa: tiene precio y el crimen organizado puede gastar en abogados, jueces y fiscales; e, instalarse al mando de otro gobierno. La realidad, las sentencias, la verdad se cambian y disfrazan porque hay mucho dinero sucio. Reescribirla, acomodarla y reinventarla. El sobreseimiento a 18 procesados vinculados a la compra de siete helicópteros dañados que causaron muertos y heridos por su mala fabricación, junto a la renuncia sorpresiva de un asesor militar experto en seguridad e impunidad. Además, el ajusticiamiento a diario, por mano propia, de ciudadanos a delincuentes, hace pensar que el pelambre de las mafias lo disfruta todo.

Un juez, que desconoce el delito de peculado, la contratación pública y el perjuicio económico millonario por la compra torpe de 4 helicópteros Dhruv accidentados y 3 en chatarra, después de que llegaron en piezas desarmadas, jamás podría entender la gravedad de la impunidad ni detener su espléndida corrupción; pues, se trata de su estilo de vida. Menos, el juicio crítico y ético de un patriota cuando muere asesinado durante el sombrío correísmo al denunciar una estafa lapidaria como lo hizo el general Jorge Gabela; y, la lucha estoica interminable e inquebrantable de su esposa.

Es que cuando un general de la República, antes y hoy, reafirma que el crimen organizado compra campañas electorales, penetra los gobiernos y asfixia a la prensa ha copado la atención de la nación. Deja de ser un ‘show’ compar chalecos y pistolas para policías; pues, cabe reflexionar sobre las amenazas del crimen y la ayuda exterior en asuntos de seguridad. El fuego cruzado de candidatos presidenciables, la loca campaña apresurada, el ingreso cauto a la señal de un satélite de telecomunicaciones, los tele-votos y el fraude científico se vuelven temas encriptados en un sarcófago.

La turbulencia en la calle y universidades lo resume bien. Una delincuencia feroz azota al país y el periodismo de investigación aparece y desaparece como pañuelo de mago. De ahí que, la noche de espanto en el Comité del Pueblo, al norte de Quito, continúe; y, el Metro inservible de la ciudad siga paralizado como en su primer día. En binomios y como momias. Aunque en el mismo féretro de nuestra (in) justicia porque la farsa del correato moribundo continúa. ¿A quién le importa?

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