La espada de Bolívar…

“Cuidado, alerta que camina la espada de Bolívar por América Latina”, frases como estas o el nombre de Eloy Alfaro como adalid de la revolución, han sido un referente de las luchas insurgentes en nuestro país y el resto del continente. De hecho el presidente Gustavo Petro, en su posesión, paseó para veneración de los presentes la vieja espada de Bolívar, ante la cual el Rey de España ni se inmutó.

Francamente mal por parte del Monarca que por un acto de educación tuvo que ponerse de pie, aunque para él no signifique nada. Y no digo que sean los símbolos los que nos deben mover, pero para los latinoamericanos y fundamentalmente para el exguerrillero Petro, por quienes han apostado como nuevo mandatario en Colombia, entendemos que es un ícono alusivo a la libertad, a la lucha por los ideales, en fin, a nuevos días para el vecino país.

Lo grave sería utilizar estos instrumentos, nombres, sucesos, como lo hizo Correa con la llamada “Revolución ciudadana” para querer adoctrinar a un pueblo o persuadir de una postura comunista que no tuvieron ni Bolívar, ni Alfaro, cuyos nombres se toman estos ‘neo revolucionarios’, en realidad populistas porque técnicamente al socialismo al que pretenden llevarnos, no se llega por la vía democrática, ganando elecciones, sino con la lucha armada.

Más allá de todo acto conmemorativo, está la real visión de un mundo que se dispara al futuro procurando una vida digna para los habitantes del planeta. Visión que debemos acoger, porque el hambre, el desempleo, las necesidades básicas de salud y educación son apremiantes en cualquier latitud. No se trata de consolidar posturas extremas a un lado u otro, a la derecha o a la izquierda, sino de comulgar con todo el mundo, dejando de lado los viejos intereses, que a la postre, solamente acomodan a los politiqueros, que han hecho del poder en cualquier puesto del Estado, una forma perversa y aberrante de vida.

Solamente basta con mirar las tareas de esta última Asamblea y entenderemos que -prácticamente- su existencia no sirve para nada, a no ser para obstaculizar al Ejecutivo, como lo han hecho ancestralmente con distintos mandatarios de turno.

Si la espada de Bolívar ciertamente significa e inspira el progreso, la paz ciudadana, el empleo y una distribución ética y equitativa de las riquezas en Ecuador, América y el mundo, bienvenida sea, pero esto se demostrará solo en las acciones de los gobernantes, el animarse a dejar sus comodidades, so pena de aun quemarse en el intento por días mejores.

Hoy por hoy, por ejemplo, en nuestro país no se ven aún acciones realmente serias sobre el combate a la delincuencia, nada más que ciertas declaraciones mientras la criminalidad está actuando sin descanso; u otras sobre las beneficiosas mejoras de las macro cifras económicas, mientras la salud, la educación y el empleo no le alcanzan al habitante más necesitado, estamento en el que cada día entran más y más personas.