La ciudad no está bonita

Me sorprende ver que ahora el alcalde que heredó el puesto se pone chaleco y casco, sale a las calles a gastar suela y a mostrarse como un político empático y simpático, que quiere una ciudad “bonita”.

Así lo dice en la propaganda que se emite en los canales de televisión. Nada más simple y falto de imaginación que una ciudad bonita. Y es que así mismo es la simpleza de su administración, sin ninguna imaginación, sin ideas, sin novedad.

Parece que el señor Alcalde está haciendo propaganda para su reelección. ¿Quién será que le asesora? ¿Quién le habrá dicho que debe salir más en medios y mostrarse —algo que jamás hizo cuando fue concejal—?

Se está construyendo una imagen completamente ajena a lo que es. Tenemos un Alcalde que quiere quedar “bonito” en todo, ni siquiera “alaja”, sino bonito. Y eso no le queda, pues los electores no olvidamos que fue el segundo al mando y el lugarteniente del defenestrado Jorge Yunda, y ahora quiere aparecer como alejado a él, diciendo que es bonito.

La ciudad no está bonita porque no hay Alcalde, porque no hay administración municipal. La ciudad no está bonita porque demagógicamente se quiere inaugurar un Metro con tarifas gratuitas durante dos meses. La ciudad no está bonita porque los mismos oficios de tramitación ilegal y de viveza criolla continúan en el Municipio.

La ciudad no está bonita porque los trámites son lentos y engorrosos. La ciudad no está bonita porque no funciona el transporte público. La ciudad no está bonita porque no hay autoridad, y el grupo de ediles tampoco son de lo mejor.

Luego de las movilizaciones indígenas a la ciudad capital, vimos que la característica de los últimos alcaldes de Quito ha sido esconderse, no enfrentar ni defender nada, no tomar posturas ni definirse. Por eso la ciudad no está bonita, porque no hay autoridad sustentada en un apoyo ciudadano.

La ciudad no está bonita porque no funciona la revisión ni la matriculación vehicular, pero sí funcionan los agentes de tránsito que piden coimas. La ciudad no está bonita y no es por culpa de los que vinieron, sino de los que estaban.

La ciudad no está bonita y no solo es culpa del actual Alcalde que quiere ser simpático, sino porque son varias administraciones que solo la han despojado de su brillo.