Vampiros RC

Kléber Mantilla Cisneros

El país está hastiado de los escándalos del correísmo que siempre enredó las tinieblas de la corrupción, la narcopolítica, el chantaje y el cinismo. Una podredumbre machista cobarde: la recordada tribu de mujeres sumisas que intentaban despenalizar el aborto bajo el yugo de su macho alfa. Ahora, con la dispersión de la primera fuerza legislativa, antes de su posesión por un lío de faldas con acoso; y, esconde en piel de oveja los colmillos del vampiro sediento de la bochornosa política en búsqueda de seguir mordiendo recursos del Estado. Esa mediocridad de sanguijuelas y la impunidad partidista ante atracadores netos, como Jorge Glas y varios cuadros cómplices de la Revolución Ciudadana (RC), que utilizan el odio y el embuste, la división y la maraña para perpetuarse enquistados en la pobreza.

¿Apestan y vienen por más? Esta vez, el morbo de Jorge Glas apresura un desenlace impúdico. Él fue condenado por corrupción junto a una jorga de estafadores. Años de ratería y líos que se agrandan. Hoy el jefe de bloque, Ferdinan Álvarez, se desafilió y lo denunció por persecución, hostigamiento y acoso. Rafael Correa pidió mutismo, ajos y velas para un abusador. La asistente carcelaria de Glas, Soledad Padilla escribió una lápida sobre vidrio, lo acusó por intimidación y violencia contra la mujer; ventiló una cadena de grabaciones. El exvicepresidente se dijo extorsionado por quien lo asistía en la cárcel cuando cobraba su sueldo en la Prefectura de Pichincha a cargo de Paola Pabón.

Pronto, Marcela Aguiñaga le echó tierra al macho cabrío; renunció a la presidencia de la RC después de la pérdida electoral de Luisa González quien se volvió un espectro fugaz. Con crucifijo en la mano, Pierina Correa la retó en la necrópolis de los amigos que tapaban las monstruosidades de Glas. Empero, el peculado afloró postmorten. Ese vampirismo político que los caracterizó los últimos 16 años. Ese clientelismo pagando favores a cambio de cargos públicos en prefecturas, alcaldías, ministerios, embajadas y universidades. Y que sigue intacto. La misma letra del himno de exequias que Contraloría, Fiscalía y las Cortes tendrán que descorreizar para recuperar la vida en democracia.

El asco de la ciudadanía llega a su máximo nivel cuando se comprueban sueldos disparados, exceso de asesores y nepotismo en los caciques seccionales de la RC. Alcaldes y dirigentes enriquecidos con plata de los contribuyentes en los territorios donde se repiden a diario hechos de violencia de género, corrupción y criminalidad. Es tal que el psicólogo Richard Noll llamaba síndrome de Renfield a ese trastorno del autoengaño de creerse vampiros. Esa compulsión por beberse la sangre de otros; y, la sicología social hallaría rasgos en el trajinar mefistofélico correísta y la decadencia fétida de la RC.

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