¡Cómo leer a Daniel Noboa!

Kléber Mantilla Cisneros

Si la transición de gobierno empieza en Carondelet, no debería extrañarnos que los formalismos y fotografías proyecten imágenes políticamente incorrectas, a las que el país les tiene miedo. El fracaso de Guillermo Lasso con la paz y el bienestar de todos; esa investigación estancada del caso policial León de Troya, que ocasionó su salida, y tantos viajes facturados con su pésimo gobierno, están a la vista; y, un nuevo mandatario, está casi obligado a tomar distancia. Un equipo de guayaquileños sin quiteños pesa tanto como cuando se geo-explica el triunfo avasallador, factor determinante, acorde a la sensatez académica de Daniel Noboa. Sin reconocer a la Sierra y Amazonía, donde se optó por el cambio generacional y la nave de un nuevo líder. Hasta parece equivocado que el ex vicepresidente Alberto Dahik asista a rejuvenecer la economía nacional. Sin embargo, demos una rápida mirada.

Ecuador en las urnas rechazó el correísmo enfermizo de clanes corruptos, el infierno de la narcopolítica instalada y el discurso incendiario de desdolarizar la economía. Esa burocracia enquistada, la incapacidad de detener la delincuencia de mercenarios, la incompetencia de enfrentar la crudeza del narcotráfico, la procesión migratoria y toda esa ola de violencia desgarradora. Asimismo, contra la tabla de consumo de drogas, la salida de la base militar de Manta y el libre ingreso fronterizo de extranjeros y mafias transnacionales. Pero, ¿Daniel Noboa tiene el tiempo necesario para, a través de una consulta popular, implementar reformas políticas y económicas para cambiar el país?

No lo sabemos ni lo conocemos aún a él, pero viene de cuna de emprendedores y empresarios estóicos; educado en Harvard, comprometido con el mundo biodiverso, el capital extranjero y el crecimiento del PIB de la nación. En campaña, ofreció seguridad, militarizar puertos y fronteras, fuentes de empleo, eficiencia y fuerza; crecimiento empresarial; y, en fin, calidad de vida. De ahí que la agenda innovadora presidencial se destinguirá si hay símbolos y señales que cautiven a la gente con nuevas universidades del futuro, el turismo sostenible durante el impacto climático de El Niño y el empleo en la construcción de viviendas y caminos. El uso de energías alternativas: solar o eólica. Las redes víales urbanas de bicicletas, el emprendimiento verde ambiental sostenido y la agro industria a escala, entre otros ejes.

Más que nunca, la prioridad está en la conservación del páramo, la importancia del agua dulce, los recursos marinos y la investigación tecnológica de los ecosistemas para generar empleo. Desarrollar las zonas donde ganó electoralmente Noboa: la Sierra central. Allí, donde logró desplazar en jaque mate a los movimientos de indígenas y campesinos. Y, si él pretende reelegirse para 2025, la reactivación biotecnológica en los Andes ya no podría depender de la explotación ilegal minera y del continuismo de la corrupción petrolera. La inversión en la gente es ahora. Bueno, al menos tendrá que dejar flotando una barcaza carcelaria con los cabecillas de la delincuencia organizada. ¡Éxitos, señor Presidente!

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