¡Váyase ya! Pero responda por la pérdidas que dejó

José Alvear

 “¡Por Dios, que ya se vaya!” Sí, ese es el comentario de todo un país testigo de la burbuja en la que vivió Guillermo Lasso. Y, aunque es consciente de que su gobierno fue un fracaso con zapatos rojos,  su vanidad no le permite hacer un mea culpa. En lugar de ello, trató de posicionar la idea de que se va “por la puerta grande”, cuando sabe que su fugaz mandato fue tan malo que hoy tenemos un país a oscuras donde la  inseguridad campea.

“Más mundo en el Ecuador y más Ecuador para el mundo” fue uno de los lemas del gobierno saliente. Nada más lejos de la realidad, porque lo que hizo fue alejar las inversiones. La Federación de Exportadores, por ejemplo, no solo se ha visto afectada por la inseguridad, sino también por los altos costos de la energía. Esto nos deja en desventaja con otros países de la región que cuentan con energía barata y amigable con el medio ambiente.

Hablemos específicamente de los apagones: las pérdidas generadas en el sector comercial son, por hora, de alrededor de 18 millones de dólares, según las Cámaras de Comercio del país. La proyección de las pérdidas por la negligencia de este gobierno, que no pudo prevenir el tema, superarían los mil millones de dólares. ¿Quién responde por esos valores? ¿Quién responde por las afectaciones en los negocios y por los ciudadanos que perdieron  electrodomésticos, productos y mercadería y hoy  sufren el impacto de los apagones?

La energía es un servicio básico. El gobierno debe hacerse cargo de lo que ocurre. Los ecuatorianos no tenemos la capacidad, ni debemos asumir responsabilidades, como adquirir generadores eléctricos, cuyo costo está entre los  $3.000 a $50.000 dólares. Sin contar los galones de diésel que requieren para funcionar.

El sector camaronero ya manifestó que, gracias a la improvisación y falta de planificación del gobierno, se ve afectado en al menos 80 millones de dólares  mensuales en su cadena de valor.

Hoy, a Ecuador le urge una política de Estado que garantice a los ecuatorianos energía constante y barata, que nos vuelva más productivos y competitivos. Pero eso solo se puede conseguir con funcionarios preparados y honestos, que trabajen por el país y no para sus amigos y patrones.