La reactivación productiva, ¿para cuándo?

José Alvear

Tres sectores pueden reactivar el sector productivo, generar plazas de empleo y mantener fuerte la dolarización. Estamos hablando del sector petrolero, el minero y el eléctrico. Los representantes del gobierno deben seducir al capital atrayendo la inversión; para ello deben garantizar un marco jurídico transparente, serio y con reglas claras.

Este año el Estado necesita $14.500 millones de dólares para cubrir el déficit fiscal que supera los $5.500 millones de dólares. Requiere además $4.000 millones para pagos pendientes a proveedores y gobiernos autónomos descentralizados (GAD). Adicionalmente se necesitan $5.000 millones de dólares por concepto de pagos al capital por deuda interna y externa, incluidos $500 millones al Fondo Monetario Internacional.

Pero, ¿de dónde sacamos los recursos? El aumento del 12 al 15 % al IVA representaría para el Estado unos $1300 millones de dólares anuales. Mantener el 3,5% del Impuesto a la Salida de Divisas son unos $260 millones de dólares al año. En otras palabras, es mayor el impacto social y mediático de estas medidas que el flujo que generaría para el país. Así que por ahí no es.

Hay que abrir el paraguas para obtener los recursos que requiere el Estado sin golpear los bolsillos de la gente. Por ejemplo concesionar la Refinería de Esmeraldas significaría $3.000 millones de dólares que aparte de lo económico traería eficiencia tecnología y generaría plazas de empleo.

Por otro lado, si tomamos el valor aproximado de un megavatio (promedio $1 millón de dólares) únicamente con realizar las dos licitaciones termoeléctricas de ciclo combinado a gas natural. Una por 400 megavatios y la segunda por 600 MW, más la licitación de energías renovables que dejó firmando Lasso por 500MW. Hablamos de 1500 millones de dólares que necesita el país. Sin necesidad de pasarle la factura a los ciudadanos.

Además, perdimos la oportunidad única en la recientemente aprobada ley energética, que promociona energías alternativas y que no soluciona el problema de energía con potencia firme y constante que requiere el Ecuador.

La austeridad es importante. El gobierno debe reducir el Estado de manera urgente. Con bajar el aparato burocrático en un 20% nos ahorraremos al menos $2.000 millones de dólares al año.

Estamos obligados a buscar dinero “por debajo de las piedras” incluso debajo de la tierra. Eso significa que tendremos que plantear nuevamente la pregunta sobre la explotación del petróleo que se encuentra en el ITT. Si se revisa este tema. Tendríamos otros $1300 millones al año.

Por último y no menos importante es fundamental trabajar en el cambio de la matriz energética de combustibles líquidos y pasar al gas natural. Esto le representará al país un ahorro de 3000 millones de dólares anualmente.

Que la clase política pague la factura de sus malas gestiones. Nunca más sus ciudadanos. ¡Por menos Estado, más libertad!