Jerarquías y religión

Me ha dado repugnancia tal lo que el Papa emérito, el Cardenal Ratzinger, denominado como Benedicto XVI, ha dicho en los últimos días que es un motivo grande para cuestionar las religiones y, fundamentalmente, las jerarquías existentes.

De igual manera, estos días he estado mirando la serie documental sobre Muhammad Alí, el gran campeón de peso pesado de box y su relación con la Nación del Islam. Al momento del asesinato de Malcom X, se ve al líder de la nación Elijah Muhamad, diciendo que él se lo había buscado.

Las religiones son creaciones sociales del hombre para controlar y tener poder. En las sociedades originarias, el chamán, el brujo, siempre es el consejero del monarca, quien respalda sus decisiones porque la divinidad se ha pronunciado mediante él. No olvidemos que fue Merlín quien directamente estuvo como asesor de Arturo, y que, en Los Tres Mosqueteros, el Cardenal Richelieu fue el ministro de Policía y el monje Rasputín se ganó la confianza de la zarina en Rusia.

La religión siempre ha estado del lado del poder, salvo honrosas excepciones como monseñor Leonidas Proaño y Leonard Boff, quienes en su momento fueron regañados públicamente por el santo Wojtyla, conocido como Juan Pablo II.

El perdón que pide Ratzinger es el del asesino confeso que, sabiendo lo que hacía, no paró en su momento y aduce que estuvo poseído y se nubló, se cegó al momento de realizar la fechoría contra otro ser humano.

Las disculpas y los perdones los piden los hombres, pero cuando dictan cátedra lo hacen respaldados por la divinidad, como cuando aconsejan a los reyes; pero cuando son frágiles y cometen errores, la culpa es del ser humano.

Acudimos a un aluvión más grande que el de la semana pasada en Quito, pues todo el lodo está en sus sotanas blancas y sus fajas moradas; la podredumbre humana está en las jerarquías, porque no están con la gente sino con el poder y allí todo se encubre.

Ratzinger debería ser juzgado de igual manera que los asesinos de guerra. Toda religión es una institución de poder que muestra sus errores bajo el pretexto de ser hecha por humanos. Pero los dioses de la Grecia Clásica eran más sinceros y confiables, aun en sus mezquindades.