Jabonados y alborotados

Kléber Mantilla Cisneros

Causa un regocijo amargo la figura de ‘muerte cruzada’ para depurar el escenario político del país. Una invención del correísmo, con todo su lastre, escrita en la Constitución de 2008, para perpetuarse 300 años en el poder, decían. De manera precipitada, Guillermo Lasso optó por inmolarse: gobernará por decreto durante seis meses; y, abre una ánfora llena de candidatos presidenciales y legislativos. Los convoca a nuevas elecciones bajo un sistema tenebroso matizado por el fraude electoral electrónico que en los últimos comicios de gobiernos seccionales del 5 de febrero demostró infinitas inconsistencias.

No se va el gobernante por los niveles de inseguridad ciudadana, las constantes masacres carcelarias, el asesinato de un tal Rubén Cherres y la presión de la mafia albanesa; ni por estar salpicado por la corrupción de sus colaboradores y familiares, o por su dinero en paraisos fiscales; sino, después de un juicio político que lo mantenía acorralado por una supuesta malversación de fondos públicos. Pese a todo, la disolución de la, tal vez, peor Asamblea Nacional de nuestra historia, es un suceso colosal de alborozo popular. Lo trágico es que sin filtros éticos se volverían a candidatizar y ganarían los mismos

Pero, ¿qué pasa si vuelve a ganar el correísmo? ¿La mixtura contra natura socialcristiana-correísta que extiende una afombra roja para el retorno del prófugo más codiciado? ¿Si el abogado del tránsfuga de Bélgica, a cargo del Consejo de Participación Ciudadana, bautiza fiscal, contralor y procurador para inmortalizar la impunidad del saqueo de fondos públicos? ¿Y si los carteles de la droga serían quienes controlan los procesos electorales, hasta el regreso del ave Fénix, tanto como el actual sistema sobornable de justicia y el macro lavado de activos como del vocal uno de la Judicatura? ¿Y esa indiferencia cómplice de embajadores mercaderes y la esquiva depuración de narcogenerales en FF.AA. y la Policía? ¿Hasta cuándo? ¿Hasta el final de los días de la pusilánime ‘muerte cruzada’?

Pues, los políticos de un parlamento cesado quedan jabonados y alborotados. Eufemísticamente empapados por la espuma apestosa del correísmo y atolondrados por los sueños húmedos; las ansias locas  por llegar a Carondelet. No en vano municipalidades y prefecturas de Quito, Guayaquil, y otras ciudadades, atornillan indefinidamente la insensatez populista de la frustrada ‘robolución ciudadana’. De ahí que se viene un esperpento electoral a gran escala.

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