IESS S.A.

Eduardo F. Naranjo C.

Drama universal la seguridad de quienes terminan su vida laboral. El caso ecuatoriano tiene problemas desde hace casi 20 años. Desprestigiar al IESS es la conocida estrategia para potencial privatización de los fondos previsionales, botín para “inversionistas” que ofrecen todo.

Las instituciones del Estado sufren la codicia permanente de personas sin escrúpulos vestidas de dirigentes. La ineficiencia y corrupción provienen de estos sectores infiltrados. Lamentablemente, no existe carrera administrativa que asegure  funcionarios calificados de inquebrantable ética, que cuenten con respaldo constitucional para no ser reemplazados por ‘panas inteligentes’ del gobierno de turno que generalmente son origen de la corrupción en el sistema.

Para mejorar la atención de salud, un gobierno amplió el servicio del IESS a usuarios no cotizantes, lo que desbordó la atención; como solución entraron clínicas privadas,  esquema que incrementó costos. Justo cuando el Instituto requería más recursos, el Gobierno eliminó su aporte. Sumada la reducción de aportantes, la situación del instituto es crítica. Estos servicios privados hoy tienen retrasos en sus cuentas. Hay una deuda de varios millones con una empresa proveedora se servicios de diálisis, dolencia incrementada a nivel nacional.

La administración del instituto sufre de todo, desde controversiales nombramientos que  prendieron la mecha. Ciertamente no es un problema sencillo, pero la solución en parte es devolver los recursos que un gobierno arrebató al IESS y construir un verdadero equipo administrativo, no gente endilgada por algún padrino.

Los cambios sustanciales en el servicio social al pueblo no pueden estar regidos por hipótesis de una teoría económica que nos está llevando al incendio mundial, donde la democracia como la propusieron sus ideólogos está a punto de desaparecer.