Hechos que alarman

Franklin Barriga López

Explosivos fueron atados en el cuerpo de una persona a la que dejaron en semejante situación frente al lugar de su trabajo, una conocida joyería ubicada en Sauces 9, Guayaquil.

Agentes de la Policía,  especializados, lograron desactivar oportunamente esas cargas mortíferas. Entre otros, este acto demuestra la escalada de avezados delincuentes internacionales en alianza con locales, lo que produce prácticas que no se conocían en nuestro medio, vinculadas, en no pocos casos, a mafias del narcotráfico, que ocasionan conmoción ciudadana y van penetrando en áreas del terrorismo.

En concurrido centro comercial, en cinco minutos, una agencia bancaria fue asaltada por al menos seis sujetos que utilizaron explosivos y se llevaron también pertenencias de varios clientes. Asimismo en Guayaquil, la directora administrativa del Hospital del IESS fue acribillada por sicarios, mientras manejaba su vehículo.

En Punta Blanca, Santa Elena, muy cercana a Guayaquil, cuatro personas fueron asesinadas mientras se encontraban en una vivienda de alquiler, entre ellas un investigado -pieza clave-  por presuntos nexos, en sonado caso de corrupción.

Cabezas de seres humanos, desmembradas de sus cuerpos, han sido halladas en sitios públicos guayaquileños, como espeluznantes señales intimidatorias.

Lo relatado corresponde a noticias publicadas en un solo día, lo que hace que se recuerde al Consejo Ciudadano por la Seguridad Pública y la Justicia Penal de México que ubicó a nuestro puerto principal entre las 25 ciudades más peligrosas del mundo, debido a los 1.537 asesinatos perpetrados en esa importante urbe, el año anterior.

Estos hechos que alarman configuran el rostro sombrío que tanto perjudica  a Guayaquil y que debe cambiar, para  que vuelva a presentarse con el honroso nombre de Perla del Pacífico.