Gustavo Petro

“Hoy empieza el Gobierno de la vida, de la paz”, dijo Gustavo Petro, al asumir la Presidencia de Colombia que, por primera vez en su historia, tiene un presidente de izquierda dispuesto a gobernar con el pueblo y para el pueblo, para vencer a la violencia, silenciar las armas, solucionar los graves problemas económicos, trabajar por la justicia social, la igualdad económica y la prosperidad.

Una tarea difícil, ardua, en un país con sectores poblacionales alzados en armas, con pueblos que viven en la incertidumbre y en la cruel pobreza, con hombres y mujeres discriminados, sin trabajo y regiones dedicadas al cultivo la hoja coca y grandes laboratorios que han convertido a Colombia en el primer productor de droga en el mundo.

A esa sociedad convulsionada llega Petro, un hombre del pueblo, luchador infatigable colmado de ideales que, en plena adolescencia, lo condujeron a ser miembro urbano del M-19 en busca de reivindicaciones para los olvidados del sistema como son las mujeres, los jóvenes, los campesinos, los indígenas, los mestizos y los afrodescendientes.

Con su claro pensamiento, desde la Presidencia, enfrentará retos que las derechas nunca quisieron ver ni confrontar: Reparación de los pueblos indígenas y afrodescendientes, solución de los problemas del campesinado, atención a los problemas de los trabajadores, dignificación de las mujeres y los pobres que son mayoría.

En Petro, Colombia tiene un Presidente para el cambio y la transformación en paz. Ojalá las derechas y oligarquías colombianas y latinoamericanas lo dejen gobernar, en caso contrario, la aparente paz social estallará con apoyo de Estados Unidos, la CIA y sus lacayos de las derechas civiles y militares acostumbradas a los golpes de Estado contra los gobiernos antiimperialistas.