Guerras, fracaso de la humanidad

Rosalía Arteaga Serrano

Las guerras indican que el ser humano no ha avanzado mucho a pesar del transcurso del tiempo, que seguimos enfrascados en luchas, las más de ellas fratricidas, por imponer la voluntad de los unos sobre los otros, por adueñarse de territorios, por demostrar que son los más fuertes.

Si bien luego de la Segunda Guerra Mundial el número de guerras en el mundo fue disminuyendo, se siguen dando situaciones bélicas en varias regiones del planeta, con su consiguiente carga de muerte y de destrucción.

Lo que ocurre ahora en Ucrania, con el alineamiento de ciertos países a favor de los invasores, no es sino una nueva demostración de que la humanidad sigue fracasando en su cometido de eliminar la tragedia de la guerra.

Toda guerra implica la incapacidad de dialogar, de entablar negociaciones y llegar a consensos, de tal manera que se vuelve a imponer el uso de la fuerza, que deja en una situación de indefensión a los más débiles, a los que no están armados, a los inocentes, que no tienen nada que ver pero que suelen ser los más afectados.

Hay también guerras internas, dentro de los países, como lo que ha ocurrido desde hace tantos años en Colombia, con una violencia que ha generado el éxodo de poblaciones enteras y que, desafortunadamente, en los últimos años empieza a darse en Ecuador, que siente ya, en carne propia, lo que es carecer de paz, de tranquilidad para que los ciudadanos puedan desarrollar sus actividades.

Por ello es necesario que los ciudadanos pacíficos hablemos de paz en cada oportunidad, que no vacilemos en tocar este tema, sobre todo con los más jóvenes que deben sentir que la paz es parte fundamental de los procesos de convivencia humana, y que se deben agotar todos los esfuerzos por conquistarla y mantenerla.

Cada vez que hay una guerra, se pone de manifiesto este fracaso de la humanidad. Cada vez que se firma o se consigue un proceso de paz, hay un triunfo de la humanidad.