Juntos a la eternidad

Franklin Barriga López

En este mes, en que se afianzan nexos de afecto, por considerarse del amor y la amistad, bien vale resaltar un hecho de especiales connotaciones, que admira y conmueve en positivo.

Dries van Agt, que fue primer ministro de los Países Bajos en tres gobiernos sucesivos, de 1977 a 1982, católico, primer líder del partido Llamamiento Democrático Cristiano, permanentemente comprometido con los Derechos Humanos, el servicio público y la cooperación internacional, estuvo casado durante 73 años con una dama de nombre Eugenie, a quien siempre le llamó “mi novia”. Ambos tenían 93 años de edad y, en los últimos tiempos, adolecían de enfermedades terminales.

El caso es que decidieron partir juntos a la eternidad, en razón de que “ambos estuvieron muy enfermos, no podían vivir el uno sin el otro, murieron cogidos de la mano”, expresa la información sobre este caso de singular impacto y en el que se aprobó y aplicó el pedido de doble eutanasia.

En estos tiempos, donde hacen falta dosis de romanticismo, el amor genuino debe proyectarse como la sólida y necesaria estructura de felicidad, a la que no pueden derruir las adversidades. Richard Bach, el escritor norteamericano autor de ‘Juan  Salvador Gaviota’, escribió: “Las verdaderas historias de amor no tienen final”, lo que encaja plenamente en el caso de esta destacable pareja.

En Holanda se aplica la eutanasia desde hace más de veinte años, bajo estrictos condicionamientos: que para los pacientes -que deben pedir de manera voluntaria y deliberada este procedimiento- no haya esperanza de sobrevivir, que tengan sufrimientos insoportables y que la ciencia médica así lo certifique.

Se entiende, valora y aplaude la decisión de estos dos mencionados personajes, cuya relación y sentimientos se volvieron ejemplares, al demostrar el poder del amor que les llevó a estar juntos en la vida y en la muerte.