El problema, no son los gobernantes

Fabián Cueva Jiménez

El resultado de las elecciones nos obliga a tomar otra determinación inmediata: elegir a un presidente o presidenta que nos conducirá más o menos por 440 días.

Nos impone una valoración: integral, recogiendo todas las características de los candidatos, auspiciantes y seguidores; continua, atentos a los cambios o a la conservación de posturas; holística tomando en cuenta todos los aspectos; participativa desde el lugar donde actuamos diariamente y especialmente formativa para orientar a familia y amigos hacia una práctica ética, necesaria en estas lides políticas.

Es útil analizar lo que nos pidieron y lo que contestamos: binomios presidenciales, asambleístas y respuestas en aspectos ambientales, y algo más.

En el primero, el asesinato a Fernando Villavicencio, conmocionó y produjo: solidaridad, miedo, repudio y especialmente, el reconocimiento al valiente luchador contra la deshonestidad.

No hemos sido pocos los combatientes a la corrupción y la impunidad, más de 1´600.000 ecuatorianos estamos dispuestos a seguir los enunciados de Villavicencio y Zurita. También un golpe con molestia, 3´300.000 seguidores de una corriente cuya ‘ideología’ se identifica solo con la acumulación de dinero mal habido, socapado por todos.

De las consultas ambientales, el 59% negó la continuidad de la producción, ignorantes de la utilización de métodos de sanidad para un usufructo sano en el ITT, sin reparar además en el perjuicio económico para el Estado y el bienestar de sus habitantes.

Y, la negación de la explotación minera en el Chocó Andino con 68% de rechazo a la misma, ratificando la importante relación equilibrada del hombre y la naturaleza.

Nos corresponde hasta octubre repensar a quién apoyamos. No será a quien se ufane de decir que ya lo “hicieron”, sino a quien inicie y concluya la eliminación de la corrupción y la inmunidad insoportables.

Lo último: el problema no son los gobernantes…somos los votantes, que los llevamos al poder.