Espejo, un precursor luchando contra la corrupción

Ugo Stornaiolo

Cada 5 de enero, como en 1792, se recuerda el primer periódico de Quito: Primicias de la Cultura de Quito, obra del ilustrado Eugenio Espejo. Pasaron 231 años y el pensamiento del precursor está presente. Espejo escribió y estudió. Un médico y abogado que denunció a la sociedad de su tiempo dando a conocer los escándalos de las autoridades españolas y criollas y la situación de las cárceles, especialmente para los más pobres que, en vez de corregirlos, los dañaban más. Todo sigue casi igual.

Con José Villalengua como presidente de la Audiencia, su situación no mejoró. Sus denuncias seguían. En ‘Reflexiones sobre la viruela’ se anticipó siglo y medio a los descubridores de bacterias y virus -Koch y Pasteur- hablando de las malas condiciones sanitarias de la ciudad.

Fue deportado a Lima y peleó, escondido en la Audiencia. En ‘La defensa de los curas’ hería a Villalengua y defendía a los sacerdotes que procuraban mejor vida para los indios. Enjuiciado tras ser encarcelado, se defendió airoso. Prefirió seguir preso hasta recibir satisfacciones. Desterrado en Popayán, conoció al sabio Juan Celestino Mutis.

Carlos Freile señala que “la población indígena sufría más que nadie las consecuencias de la crisis, no solo por la ausencia de medios de vida elementales, sino porque los grupos dominantes exageraron aún”. Espejo en sus obras es un testigo de esta realidad.

Banderillas colocadas en la calle de las siete cruces el 21 de octubre de 1794 (“Liberto est felicitatem et gloriam consecutum. Salva Croce”) llamaron a los quiteños a liberarse. El historiador Juan J. Paz y Miño sostiene que el precursor denunció la generalizada corrupción de la Audiencia en el siglo XVIII.

Carlos Paladines dice que se pasó de “un solo sujeto político, el Gobierno colonial, a uno nuevo, los criollos. El segundo hecho fue fundar un periódico, un gran cambio en un Quito de entre 40 y 60 mil habitantes, donde las noticias se conocían en iglesias y plazas. Primicias tuvo notas informativas”. Ruptura similar a la actual de las tecnologías.

“El tercer hecho”, agrega, fue nombrar a Espejo como director de la biblioteca pública, cuando solo las tenían órdenes religiosas”. Espejo tuvo una visión crítica de la lectura, porque hay que discernir y pensar sobre lo que se lee. En el fondo parece que Espejo hizo todo el periódico. Casi enseguida empezaron a controlar el correo para evitar noticias de Francia. El periódico duró tres meses. Espejo siempre creyó que la educación era un instrumento contra la corrupción.