Entender para juzgar

Dr. Rodrigo Contero Peñafiel

 No es lo mismo juzgar que intentar comprender algo que sucede o puede ocurrir en el transcurso del tiempo. Tampoco es lo mismo tener una visión limitada de la realidad y un corto pensamiento que no permite tomar conciencia de los hechos. Solo entendiendo cómo se vive en un país, se puede llegar a percibir el comportamiento de muchos políticos y cuáles son sus intenciones.

El pasado no es determinante para saber comportarse en el presente, pero sí debemos tenerlo en cuenta para poner las cosas en el contexto adecuado. Si en la familia y la sociedad no se prepara a las personas para que vivan de una manera correcta y responsable, el futuro es incierto. Cuando no se cumple con la misión de enseñar cómo satisfacer las necesidades básicas con nuevas ideas, metas y estrategias, con el paso del tiempo el malestar social, la inestabilidad económica y política serán los resultados que se deberán enfrentar permanentemente.

Quienes solo saben poner etiquetas a cada ser humano nunca comprendieron los problemas culturales, sociales, económicos y políticos del país. Inventan fórmulas imaginarias para cada situación, ahondan los problemas, crean el caos, buscan soluciones milagrosas para cada problema, porque nunca tienen soluciones posibles que puedan ser realizadas. Vivir el momento sin razonar, ni tener conocimiento de la realidad del país, ha permitido la presencia de políticos sin capacidad ni formación alguna, que buscan decidir e imponer ideas sin ningún criterio ni reflexión alguna.

Si hablamos del poder maquiavélico, vemos que el único objetivo es ganar un cargo con réditos económicos y políticos, a como dé lugar. La Asamblea Nacional ha dado muestras de seguir instrucciones de jefes o caudillos de grupos políticos de dentro o fuera del país, a los que deben rendir cuentas. La estrategia es desestabilizar la democracia sintiéndose ganadores, engañar a la gente para que crean todo lo que dicen o hacen; no importa si se utilizan tácticas inmorales porque no son capaces de llegar a acuerdos entre ellos, ni con la gente que dicen que les respalda. La cultura, honestidad y transparencia han quedado en el pasado; la política las ha destruido.